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Mikie (1984)

Probablemente porque la chavalería de los 80 buscaba evadirse a la hora de jugar a videojuegos, los centros educativos no suelen ser el centro de la jugabilidad de un título (novelas visuales aparte) y su aparición es más bien tangencial como localización esporádica. No obstante, como en todo, hay honrosas excepciones que nos dan productos bastante originales, sobre todo en el primer lustro de la década de los 80, cuando aún se estaban buscando cuales serían los géneros y mecánicas que tendrían mayor repercusión en el gran público.

Mikie es un videojuego desarrollado y distribuido por Konami, con distribución de Centuri en Norteamérica, y que vio la luz por primera vez en los salones recreativos en 1984. En este juego, tomamos el papel de Mikie, un estudiante de instituto que está más interesado en sus compañeras de clase que en los libros e intenta robar el corazón a cuantas más chicas mejor.

Con esta premisa el videojuego nos ofrece cinco niveles representados por distintas localizaciones dentro del instituto: el aula de física, la sala de taquillas, el comedor, el gimnasio y el patio. En cada una de esas localizaciones Mikie tiene que recoger todos los corazones que encuentre hasta completar un mensaje oculto que aparece en la parte superior de la pantalla, teniendo en cuenta que cada corazón representa a una letra única en el mensaje.

La primera localización es el aula de física, donde tendremos que levantarnos de nuestro pupitre y a base de golpes quitar al resto de estudiantes de los suyos para recoger los corazones que están ahí escondido. Todo esto evitando siempre al profesor, el cual se irá a por nosotros si nos ve fuera de nuestro sitio. Una vez hayamos recolectado todos los corazones, nos salimos al pasillo por la puerta del aula. A partir de ahí, vamos a estar perseguidos constantemente por el profesor y las zonas de pasillo son fases intermedias entre las distintas localizaciones, mostrándonos la puerta a la que debemos acceder evitando siempre al profesor y a otros enemigos que podemos ir golpeando, así como esquivando todo tipo de obstáculos.

La segunda localización es la zona de taquillas donde el conserje y el cocinero se unirán al profesor en nuestra búsqueda y captura. Los corazones se encuentran dentro de las taquillas en botes de cristal que debemos romper a base de cabezazos. Una vez terminado este nivel pasamos al comedor, donde tendremos a dos cocineros persiguiéndonos y a un tercero lanzándonos comida desde los fogones. Los corazones se encuentran tanto en el suelo como en las mesas del comedor dentro de tarteras. El cuarto nivel se desarrolla en el gimnasio donde están las alumnas de gimnasia artística que, al entrar en contacto con nosotros, nos dejarán inmovilizados por unos segundos por lo que no podremos ni defendernos ni recoger los corazones repartidos por el suelo.

El último nivel es el patio, donde el profesor, el cocinero y el conserje cesan su acecho pero nos encontramos con enemigos aún peores: los jugadores de fútbol americano. Evitando el contacto con ellos tenemos que recoger los corazones restantes para finalmente poder ir junto a la animadora y que se vaya con nosotros en nuestro flamante descapotable digno de Out Run. A partir de ahí comienza los siguientes loops que muestran los mismos niveles pero en diferente orden y con dificultad incrementada al aumentar la dificultad de los enemigos y la extensión de las palabras.

Mikie tiene a nivel gráfico un estilo artístico muy colorido y desenfadado que se acopla muy bien a la temática y que, a buen seguro, hacía destacar la máquina en los salones recreativos. Como curiosidad, hay que indicar que la banda sonora son versiones chiptune de dos éxitos de The Beatles: Twist and Shout y It’s a Hard’s Day Night.

El juego funcionó razonablemente bien como arcade y no tardaron en aparecer conversiones para sistemas domésticos. La primera llegó en 1985 para SG-1000 por parte de SEGA exclusivamente para el mercado asiático bajo el título de Shinnyū Shain Tōru-kun. En 1986 Imagine Software desarrolló para Ocean Software conversiones para los más populares microordenadores de la época: Amstrad CPC, ZX Spectrum, Commodore 64, BBC Micro y Acorn Electron.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Astro Invader (1980)

Volvemos a hacer arqueología de los videojuegos para trasladarnos a Japón en el año 1979, cuando Konami desarrolla un shooter para la distribuidora Leijac: Kamikaze. Este título tomaba la premisa espacial clásica impuesta por Space Invaders y sus derivados, pero le daba una vuelta de tuerca a su jugabilidad. La fusión de un shooter clásico con algo que se parecía al Conecta 4, dio una mezcla extraña que tuvo una cierta repercusión en Japón.

Dicho éxito abrió la posibilidad de exportar el título a Norteamérica, donde fue Stern Electronics la encargada de su distribución en 1980. Dicha compañía llevaba tres años de éxitos en el mercado de los pinball y estaba expandiéndose al mundo de los arcade. No en vano, este no fue el único título de Konami que lanzó ese mismo año en suelo americano, ya que The End también vería la luz y la distribución de títulos de la compañía nipona continuó en los años siguientes.

No obstante había diferencias notables respecto a la versión original. La primera de ellas, fue el título del juego que en Norteamérica pasó a ser Astro Invader. Probablemente este cambió surgió para evitar repercusiones negativas al evocar la Segunda Guerra Mundial. El otro afecta directamente a la jugabilidad, ya que nos encontramos con muchas diferencias en ese sentido, sobre todo enfocadas a hacer un videojuego más sencillo. No será la única vez que un videojuego japonés se modifica en Occidente por considerarse demasiado complicado para ese mercado.

En Astro Invader manejamos un vehículo en la parte inferior de la pantalla que se mueve horizontalmente y que tiene capacidad de disparo de una bala en pantalla,de forma muy similar a Space Invaders. Por la parte superior aparece una gran nave nodriza que va a ir dejando salir de su interior pequeñas naves alienígenas cuyo número está indicado en la propia nave. Dicho número va a ir descendiendo según vayan saliendo las naves alienígenas y cuando llegue a cero el nivel acaba, el juego se congela y una nueva nave nodriza aparece aumentando la dificultad. Las naves alienígenas van a colocarse en una serie de columnas, 10 concretamente, en la parte central de la pantalla. Cada una de las columnas tiene capacidad para 4 aliens y al colocar un quinto, el alien que se encuentra en la posición más baja se lanza contra el suelo provocando una onda expansiva.

Nuestra misión es ir sobreviviendo a cada una de las olas de enemigos. Para ello hay que disparar a las columnas para ir descendiendo el número de alienígenas acumulados en ellas y, al mismo tiempo, evitar a los alienígenas que caen y su onda expansiva, ya que nos harán perder una vida. Adicionalmente, encontramos tres huecos más anchos que se encuentran colocados en los extremos laterales y en el centro, por donde aleatoriamente van a ir apareciendo ovnis más grandes y lentos, pero que es obligatorio acabar con ellos ya que, si llegan al suelo, provocan la pérdida de una vida de forma inmediata.

Como hemos comentado antes, la versión japonesa tenía alguna diferencias. Las naves alienígenas básicas solo pueden caer por los huecos grandes de izquierda a derecha que, al no ser columnas, provoca que vayan directamente al suelo, lo que aumenta la dificultad. Esto provoca a su vez que los OVNIS solo aparezcan por la parte central. Como contrapartida, en la versión japonesa el número de alienígenas de cada nave nodriza es menor. A nivel gráfico, la versión americana es más colorida, aunque los diseños son similares, cambiando únicamente el texto de la nave nodriza que en cada versión tiene el nombre de la distribuidora correspondiente.

Aunque el juego no fue un superventas y tan solo tuvo una conversión doméstica para Arcadia 2001, lo cierto es que su originales mecánicas lo hicieron fuente de inspiración. De hecho, entre 1981 y 1983 podemos contar hasta 7 videojuegos clónicos que toman buena parte de estas mecánicas, a pesar de no ser conversiones oficiales: Alien Dropout, 99’Vaders, Swarm, etc… En 2005, AtariAge lanzó una versión no oficial para ColecoVision dentro de la escena homebrew.

En este vídeo podéis ver la versión japonesa:

Whizz (1994)

El periodo de conversión de los 16 bits a los 32 fue bastante curioso puesto que, en muchos casos, los géneros tuvieron que reconvertirse siguiendo el paso que imponían los avances tecnológicos. Aunque hubo diferentes propuestas, a mediados de los 90 empezaba a quedar claro que el futuro de los videojuegos estaba en el 3D, pero en ese periodo transición tecnológica, no todas las máquinas estaban preparadas para soportarlo. Curiosamente, dentro de los juegos de plataformas se rescató la perspectiva isométrica, muy popular a mediados de los 80 con los videojuegos para microordenadores desarrollados bajo el motor Filmation creado por Ultimate. A fin de cuentas, esa perspectiva isométrica simulaba las tres dimensiones y las máquinas de 16 bits podían soportarla, siendo el ejemplo más destacado Sonic 3D: Flickies’ Island.

Dentro de esta tendencia, la desarrolladora británica Flair Software lanzó Whizz en 1994, un videojuego de plataformas isométrico para los ordenadores más exitosos de la época: PC, Commodore Amiga y Commodore Amiga CD32 . Un par de años más tarde vía Titus Software, el juego tuvo una conversión para Super Nintendo y su salto a las consolas se completó en 1997 a través de Konami con sendas versiones para SEGA Saturn y Sony PlayStation.

Whizz, el protagonista del juego, es un conejo antropomórfico con poderes mágicos que se encuentra en una competición de dirigibles contra su archienemigo Ratty. Como era de esperar, Ratty no juega limpio y cada dos por trés está atacando el dirigible de Whizz, lo que provoca que este tenga que hacer parte del recorrido a pie por diversos mundos hasta encontrar un globo aerostático que le permita continuar la carrera.

El juego nos pone estas situaciones en las que Whizz debe realizar el recorrido a pie, a lo largo de cuatro mundos distintos con sus correspondientes subniveles: South Seas Beaches, Frozen Arctic Waste, Green Grassed Castle e Indoor World of Gamesville. Como hemos comentado anteriormente, el objetivo es encontrar el globo aerostático que nos permita pasar al siguiente nivel. El problema está en que el camino no es nada lineal, ya que los mundos son totalmente laberínticos, con diferentes rutas que requieren la resolución de pequeños puzzles, aparte de estar constantemente con la amenaza de que se acabe el tiempo.

Nuestro personaje protagonista tiene dos movimientos básicos: el salto para cambiar de plataforma y el giro para abatir a cierto tipo de enemigos. Nuestra energía viene determinada por una seta que hace las veces de barra de energía y que puede ser recargada al recoger setas rojas al acabar con un enemigo, aunque tenemos que tener cuidado con no coger por error setas azules, las cuales bajan nuestro nivel de vida. En nuestro camino nos encontramos a toda una suerte de plataformas, mecanismos y artilugios que nos permiten avanzar a lugares donde no podemos llegar con las capacidades normales. De igual manera, existen una serie de puertas mágicas de diferentes materiales que requieren de recoger previamente un cubo mágico del material correspondiente. Por último, también podemos encontrar items que nos permitan conseguir más tiempo o más puntos.

A nivel jugable presenta los problemas típicos de este tipo de perspectivas, el control de movimiento desde el mando o el teclado no se corresponde con la perspectiva que vemos en la pantalla, por lo que a pulsaciones en vertical u horizontal en el control le corresponden movimientos diagonales en pantalla, dificultando saltos inicialmente de aspecto sencillo. Por lo demás, la existencia de distintas alternativas de resolución de cada nivel le da una cierta riqueza a un diseño de niveles mejorable (con algunos momentos de cierto ingenio), cuya principal dificultad se encuentra en un tiempo bastante escaso, lo que hace que los niveles terminen con una resolución a base de «ensayo y error».

No obstante, la principal crítica que recibió el juego en su momento fue la falta de personalidad del mismo. El personaje protagonista resulta un tanto mediocre, al tratarse de un mago cuyas principales características son el salto y el ataque, y que apenas hay referencias reales con el mundo de la magia. Por otro lado, tanto el diseño del resto de personoajes como el de los escenarios es bastante olvidable, al resultar demasiado cliché de los videojuegos de plataformas. El mundo del desierto o el mundo del hielo en el caso de los escenarios; los tiburones o las serpientes en el caso de los enemigos; son elementos excesivamente sobados por aquel momento en el mundo de los videojuegos de plataformas. Este punto es una pena, porque lo cierto es que los gráficos son de un aspecto muy colorido y en términos técnicos el videojuego es más que correcto.

Por otro lado, falta una conexión entre la trama y la jugabilidad, ya que en ningún momento parece que todo el argumento vaya sobre una carrera, y cualquier otra trama habría sido mejor aplicable al juego. Esto también está muy acusado en las primeras versiones por la falta de explicaciones que nos encontramos en el título, ya que los niveles nos aparecen directamente sin demasiadas indicaciones de porqué estamos ahí. Este punto se mejora en las versiones de Saturn y PlayStation al incluir unas escenas cinemáticas, de una calidad bastante cuestionable, eso sí. Más alla de eso, el juego es muy similar a las versiones de 16 bits, con una pequeña mejora en la definición gráfica y la inclusión de sonido digitalizado.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Antarctic Adventure (1983)

Portada de la versión distribuida en Europa

Si repasamos el software desarrollado para los ordenadores de 8 bits durante la década de los 80, nos daremos fácilmente cuenta que la máquina más desaprovechada fue la MSX. Su alta compatibilidad con el código del ZX Spectrum hacía que muchas compañías desarrollaran directamente conversiones desde la máquina de Sinclair en vez de realizar código específico para el ordenador japonés. Por eso, la arquitectura del MSX era mucho más potente que lo que parecía en alguna de estas conversiones y eso es notable sobre todo, en los videojuegos que fueron desarrollados de forma exclusiva u originaria para esta máquina.

Es el caso del videojuego que hoy nos ocupa, Antarctic Adventure, que es uno de los títulos a destacar habitualmente por los antiguos poseedores deuna de las distintas máquinas basadas en MSX. Konami lo desarrolló para el mercado japonés para la campaña navideña de 1983 y su éxito sirvió para que decidieran sacarlo también para la versión japonesa de la NES y, asímismo, exportarlo al mercado internacional vía ColecoVision para Norteamérica y mediante la propia MSX para Europa.

Lo que molesta que se te cruce un león marino sin mirar

En Antarctic Adventure tomamos el papel de Penta, un pingüino que vive en la Antártida y que va a realizar un circuito contrarreloj entre las distintas bases científicas de distintos países que se encuentran en el continente helado, haciendo las veces de fases. Cada una de las fases son previamente presentadas con un mapa del circuito, lo que nos hace ver que el concepto del juego es un título de carreras clásico con cambio de ambientación y la inclusión de distintos obstáculos.

El juego se nos plantea con una vista desde atrás al más puro estilo de los títulos clásicos de conducción. Aparte de las características orográficas de cada circuito, hay que tener cuidado con no impactar con leones marinos que se nos cruzan en nuestro camino y no caer en las grietas que se encuentran en el suelo. Pero es el tiempo el principal escollo con el que nos encontraremos a la hora de completar la fase, siendo el punto clave de la alta dificultad del título en cualquiera de sus niveles.

Me bajo en Manuel Becerra

Pero es a la hora de ponernos a los mandos cuando nos damos cuenta de lo mal implementados que estaban la mayoría de los videojuegos que salieron al mercado del MSX. Los sprites son grandes y bien definidos, y se mueven de una forma muy fluida, por lo que la sensación de velocidad y profundidad está muy bien conseguida. A esto hay que añadir efectos sonoros y música en todo momento de la partida, por lo que es un buen exponente de las capacidades del MSX ya en 1983, año en el que el estándar japonés vio la luz. En este punto, cabe destacar que las conversiones al resto de hardwares fueron muy fieles al original.

Como hemos comentado anteriormente, Antarctic Adventure funcionó muy bien en ventas, hasta el punto de que Penta se convirtió en la mascota de la propia Konami durante la década de los ochenta, teniendo apariciones en una decena de títulos de la compañía. Uno de ellos fue Penguin Adventure, la secuela que apareció en 1986 y que llevaba al bueno de Penta a una terna de escenarios más variados.

Pocos científicos deben caber en una base tan alta como un pingüino

Más recientemente hemos podido ver de nuevo estos juegos en los catálogos retro de las videoconsolas de Nintendo e incluso en versiones para dispositivos móviles. No en vano, se puede decir que Antarctic Adventure es el germen espiritual del género endless running, tan popular en los teléfonos móviles con títulos como Temple Run o Subway Surfers.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego en su versión de NES:

Block Hole (1989)

quarth coverSi nos ponemos a pensar en géneros clásicos de las máquinas arcade de los 80, probablemente tanto los shoot’em up como los juegos de puzzle aparecerían en los primeros lugares de la lista. Desde el mítico Space Invanders hasta el mundialmente famoso Tetris, habían sido géneros que habían copado los salones recreativos. Partiendo de esa base, en 1989 Konami presenta un videojuego con un planteamiento muy original y que pretendía aunar ambos géneros en un único género. Con el nombre original de Quarth en Japón, al resto del mundo llegó Block Hole, con un ingenioso juego de palabras que ya era toda una carta de presentación de lo que pretendía ser el juego.

block hole screenshot 01Hacerse con el concepto del juego es muy sencillo: manejamos una nave espacial que, como si de Space Invaders se tratase, tan solo se puede mover de forma horizontal, siendo el resto del escenario el que se desplaza verticalmente hacia abajo. De la parte superior de la pantalla vamos a ver aparecer piezas similares a las de Tetris en diversa distribución. Nuestra misión consiste en disparar nuevos bloques individuales a dichas piezas para que terminen formando un rectángulo y, entonces, desaparezca. Esto hay que hacerlo con habilidad y rapidez ya que si las piezas llegan a la parte inferior de la pantalla perderemos la partida.

block hole screenshot 02Como podría deducirse, mientras mayores sean los bloques, mayor será la puntuación obtenida. De esta forma, según vayamos viendo aparecer las piezas tendremos que diseñar la estrategia para poder aunar el mínimo de lanzamiento de bloques posible para maximizar la rentabilidad. Esta estrategia podrá ser utilizada en distintas partidas, ya que los bloques nos van apareciendo siempre en la misma disposición. Como ayuda extra, nos encontraremos con bloques parpadeantes que, al completarlos, harán desaparecer todos los que se encuentren en ese momento en la pantalla.

block hole screenshot 04La simplicidad en el concepto no es equivalente a simplicidad en el diseño, ya que nos encontramos con un esfuerzo mayor que el que se suele aplicar a un juego de puzzle, tanto desde el punto de vista gráfico como el sonoro. Por otro lado, la inclusión de modos de dos jugadores le da un aliciente extra al título.

Un año más tarde del lanzamiento, ya definitivamente bajo el título de Quarth, se editaron versiones para MSX, PC-98, Sharp X68000, NES y Game Boy. De forma más reciente, el juego ha aparecido en formato descargable en consolas de Nintendo como Nintendo 3DS, Wii y Wii U.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Metal Gear Solid (1998)

Metal Gear Solid coverAunque sin duda la saga de Metal Gear es conocida internacionalmente, esta fama a nivel mundial no vino desde su primera entrega. Más allá del confuso hecho de que el primer título de la saga, Metal Gear, fuese diferente en la versión de MSX y NES (aunque la de la consola de Nintendo fue más conocida aunque menos fiel al espíritu de la serie), lo cierto es que no sería hasta el título que hoy nos ocupa, el tercero en salir, cuando Metal Gear se convirtió en una franquicia clásica de los videojuegos. Precisamente, el hecho de que las primeras entregas no fuesen muy conocidas, fue lo que llevó al videojuego al cambio de nombre en vez de usar un más genérico Metal Gear 3.

Metal Gear Solid screenshot 01Metal Gear Solid se lanzó en 1998 para PlayStation, aunque la idea original de Hideo Kojima era la de que viera la luz en 1994 para la 3DO, probablemente porque el desarrollador estuviese interesado en el gran potencial que tenía a priori dicha videoconsola. Sin embargo, según se iba perdiendo el apoyo de terceros a la 3DO, Metal Gear Solid fue cambiando de rumbo hasta quedarse finalmente en la consola de Sony que también se presumía lo suficientemente potente para los intereses de Kojima. Esto hizo retrasarse en cuatro años el lanzamiento, ya que el juego empezó a desarrollarse a mediades de 1995 y no fue lanzado hasta 1998, lo que provocó un gran vacío temporal en la serie, lo que terminó convirtiendo a Metal Gear Solid en un descubrimiento aún más sorprendente para los jugadores que lo descubrieron.

Metal Gear Solid screenshot 02El argumento se emplaza temporalmente en 2005, seis años más tarde de donde termina la historia de Metal Gear 2: Solid Snake. El grupo terrorista encabezado por Liquid Snake se ha hecho con el control de uno de los emplazamientos secretos de FOXHOUND, lo que le permite tener bajo su dominio el tanque bípedo con capacidad nuclear conocido bajo el nombre de Metal Gear REX, con el que amenaza al gobierno de Estados Unidos. El Coronel Roy Campbell no ve otra salida que la de forzar a Solid Snake a dejar su retiro y encomendarle la misión de infiltrarse tras las líneas enemigas y acabar con la amenaza.

Metal Gear Solid screenshot 03Metal Gear 2: Solid Snake había sido lanzado en 1990 y, evidentemente, el salto técnico en ocho años iba a ser sustancial, siendo el entorno tridimensional el abanderado de dicho cambio. Sin embargo, el sistema de juego conserva el espíritu original con ese énfasis en el sigilo. Este era un hecho a conservar por expreso deseo de Kojima, el cual siempre fue reacio a la versión que se hizo en la primera entrega para NES, precisamente por enfocarse más a la acción.

Metal Gear Solid screenshot 05De esta manera, tendremos que ir avanzando niveles e infiltrándonos en zona enemiga consiguiendo no ser detectado por el enemigo. Para esto, se hace uso de un mapa donde podemos observar el campo de visión de los enemigos, los cuales no dudarán en dar la voz de alarma si detectan nuestra presencia. Si bien algunas de las situaciones pueden solventarse usando la fuerza bruta, lo cierto es que una vez que la alarma salta, se hace casi imposible avanzar por la gran cantidad de enemigos que aparecen. Así, habrá que hacer uso de las habilidades de Solid Snake para la ocultación, sirviéndonos de las sombras que proyecten los objetos, de la capacidad de esconderse en ciertos lugares y de toda una serie de gadgets que nos facilitarán la tarea.

Metal Gear Solid screenshot 04Cuando el equipo de Konami liderado se puso manos a la obra en el desarrollo de Metal Gear Solid allá por 1995, su objetivo común era el de conseguir realizar el mejor videojuego que se fuera a desarrollar para PlayStation. Sin duda, muchos jugadores son de la opinión que lo consiguieron con amplio margen. Aunque, como hemos comentado, no es que estuviesen dando un planteamiento totalmente original con la mezcla de acción y sigilo, lo cierto es que esa mezcla no estaba muy presente en los videojuegos de la época en la que fue lanzado, lo que sorprendió gratamente a la crítica, dando notas realmente altas, y al público, con unas ventas por encima de los seis millones de copias.

Metal Gear Solid screenshot 06En busca de esta excelencia, no se escatimaron esfuerzos desde el punto de vista técnico y, probablemente, un tiempo de desarrollo tan dilatado ayudó al resultado final. Yoji Shinkawa fue el artista elegido para el diseño de los personajes del juego, el cual ya había mostrado su valía en Policenauts y, gracias a su excelente trabajo, terminó en convertirse en un habitual en los diferentes títulos de Metal Gear. De igual manera, la banda sonora y el doblaje profesional ponen su granito de arena en una ambientación al servicio de la historia, siendo las pinceladas finales para realizar uno de los indispensables de la historia del videojuego.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Shao-lin’s Road (1985)

shaolin flyerShaolin’s Road, conocido en ciertos mercados como Kicker, es uno de los últimos descubrimientos que he hecho en los últimos meses y es un título que me ha sorprendido gratamente, tanto por su calidad, como por su capaz de adicción y diversión. Se trata de un beat’em up de Konami que tiene mucho más que ver con las plataformas que otros títulos del género y que, en un primer vistazo, parece una evolución natural de juegos como Kung Fu Master.

Manejamos a Wanpyou, un maestro del arte marcial shaolin que debe enfrentarse a la triada de Yamucha Gang para vengar la muerte del Maestro Raochuu. Originalmente lanzado para máquinas recreativas en 1985, Shaolin’s Road nos propone un bucle infinito en el que seis niveles se repiten, a razón de dos niveles por escenario.  El objetivo de cada una de estas fases es realmente simple, acabar con todos los enemigos que se encuentran en el lugar, aunque estos no estarán a la vez simultáneamente, sino que irán apareciendo poco a poco por las puertas que nos presenta cada uno de los escenarios.

shaolin screenshot 01Cada fase está diseñada con plataformas en tres niveles, de tal manera que podemos acceder de una a otra mediante el salto, teniendo cuidado de que si bajamos un nivel dejándonos caer en vez de saltando, perderemos uno de los tres puntos de energía que componen cada vida. Así tenemos que atacar a los enemigos con la fuerza de nuestra patada, ya sea de forma simple o con un salto que nos mantendrá inmunes durante el tiempo que estemos en el aire. De igual manera, podemos ir recogiendo power ups, que nos permitirán hacer uso durante un tiempo limitado de una maza, de un campo de fuerza o de una bola de energía.

shaolin screenshot 02Los enemigos son derrotados con un solo golpe, estando la mayor dificultad en la gran cantidad de ellos que van apareciendo por el escenario. También hay que tener en cuenta que, según vamos avanzando, los enemigos van aprendiendo distintas técnicas como la patada voladora, el uso de armas arrojadizas o el lanzamiento en plancha, que nos pondrán más difícil el reto de acabar con todos (ya que en cada nivel hay siempre un número similar de enemigos). Además, en la segunda iteración de cada escenario, aparecerá un enemigo más fuerte que requiere de varios golpes para ser derrotado y que utilizará técnicas especiales. Por otro lado, según vamos dando vueltas al juego, la dificultad seguirá en aumento y aparecerán diferentes elementos que hagan más complicada la partida.

shaolin screenshot 03Gráficamente estamos ante un juego muy resultón, que opta por la opción de personajes caricaturescos y escenarios minimalistas, en busca de un máximo rendimiento. Esto es de agradecer, pues el dinamismo del título y la facilidad para realizar ataques es la clave de lo adictivo que es. Con esta misma técnica de simpleza se consiguieron hacer versiones para Commodore 64, Amstrad CPC y Spectrum con bastante solvencia. Desde el punto de vista sonoro, aunque el catálogo de efectos no es muy amplio, si es funcional y las melodías, aunque son machaconas, acompañan perfectamente al ritmo que exige el juego.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Thunder Cross (1988)

Volvemos a llevar a la palestra un shoot’em up, que es un género que ya hacía tiempo que no visitaba nuestras páginas. Thunder Cross fue un videojuego desarrollado por Konami en 1988 para máquinas recreativas, posiblemente como respuesta a R-Type de Irem, siendo también un videojuego de scroll horizontal y que cuenta con muchas similitudes.

La historia se enfoca en un entorno futurista, en el que se está produciendo la colonización espacial. Están llegando informaciones de que el planeta Haniamu IV está siendo atacado por una formación militar desconocida que se hace llamar Black Impulse. Desde la Tierra se decide acabar con dicha amenaza y se envían las dos aeronaves más potentes del ejército terráqueo: la Blue Thunder M-45 y la Red Thunder M-24.

Thunder Cross sigue los estándares claros del subgénero, en el que manejaremos una de las naves, cada una correspondiente al primer jugador y al segundo jugador, y tendremos que ir acabando con las distintas olas de enemigos que no salen al paso en cada uno de los niveles. Además, como suele ser típico en el género, al final de cada nivel nos enfrentaremos a un jefe, que suele consistir en una máquina más compleja que los enemigos normales y que requiere de una mayor incidencia para su destrucción.

Nuestra nave empezará con un disparo muy básico el cual podremos ir mejorando a través de power ups que aparecen flotando por la pantalla y que van cambiando la letra de su interior, de tal manera que representan un tipo de arma distinta. Cada tipo de arma se puede subir hasta tres niveles cogiendo tres veces el mismo power up y teniendo cuidado de no coger otra letra distinta. De igual manera, podemos conseguir unas naves adicionales llamadas options, que aumentan el poder de destrucción de nuestra nave.

Como shoot’em up no ofreció en su momento ninguna novedad a destacar, si bien nos encontramos con uno de los juegos más interesantes dentro de su género. Un acertado diseño de niveles, con una dificultad alta pero progresiva, lo hace bastante mejor opción que otros juegos que fueron pioneros. Técnicamente está a la altura de Konami, con una técnica gráfica a base de capas dos 2D, que se mueven a distinta velocidad que dan una sorprendente sensación de profundidad sin afectar al rendimiento de la máquina.

Aunque nunca llegó a la popularidad de la saga de Irem, si es cierto que la calidad del juego le hizo funcionar bastante bien en los salones recreativos. De esta manera, se mantuvo tres años en máquinas de todo el mundo hasta que en 1991, Konami sacó la segunda y definitiva entrega de la saga, con una jugabilidad similar y alguna que otra mejora técnica.

En este vídeo de Con Cinco Duros podéis ver cómo es el juego:

Lethal Enforcers (1992)

Siguiendo la estela de éxito en los salones recreativos de los shooters con tecnología Laserdisc del estilo de Mad Dog McCree, Konami decidió lanzar un videojuego en el que se hiciera el uso de una pistola de tecnología láser como periférico, pero usando su hardware habitual, sin necesidad de recurrir al Laserdisc: Lethal Enforcers. Esta simplificación del sistema, permitió facilitar la conversión del juego a plataformas domésticas como Super Nintendo, Mega Drive, Mega CD y PlayStation.

En Lethal Enforcers encarnamos al oficial de la policía Don Marshall, que trabaja para la policía de Chicago. La historia comienza cuando Don se está tomando un descanso en la tienda de donuts y recibe una llamada de la comisaría, en la que le avisan que una gran organización criminal se ha hecho con el control de la ciudad y han acabado con los principales oficiales de la policía. Tan solo él y su compañero tienen la posibilidad de acabar con esta amenaza.

Nuestra aventura se divide en cinco niveles: el atraco al banco, el asalto a Chinatown, el secuestro, los traficantes de droga y el sabotaje a la planta química. En cada uno de ellos tenemos una perspectiva de primera persona, teniendo que apuntar y disparar con la pistola a los distintos enemigos que vayan apareciendo. Si tardamos demasiado en abatirlos, éstos pueden dispararnos perdiendo una vida. También hay que tener cuidado de no disparar contra ciudadanos inocentes, ya que también nos hará perder vidas.

En el juego comenzamos con una pistola básica con un cargador de seis balas, teniendo que disparar fuera de la pantalla para que se recargue. En diversos momentos del juego puede aparecer nuevo armamento más potente, que podemos conseguir disparando contra ellos. Estas armas son más potentes pero su munición es más limitada. Al acabar un nivel se nos muestra las estadísticas del nivel, en el que se nos asigna un rango policial dependiendo de nuestro desempeño en el nivel. De igual manera, existen niveles bonus con diferentes pruebas en galerías de tiro.

Konami desestimó el uso del laserdisc y, por tanto, no podía hacer uso de vídeo con la tecnología del momento. En su lugar, se utilizó imágenes fotográficas reales digitalizadas que, aunque no eran tan efectistas como el vídeo, facilitaba el proceso de programación y diseño de niveles, ya que se podían colocar los personajes libremente en cualquier zona del nivel. Este sistema facilitó su conversión a los dispositivos domésticos con gran fidelidad al original, aunque estas versiones tuvieron su polémica en Estados Unidos, debido al uso de imágenes reales como enemigos. El apartado técnico se completa con la banda sonora de Kenichiro Fukui.

El juego funcionó lo suficientemente bien como para que en 1994 se lanzara Lethal Enforcers II: Gun Fighters, en esta ocasión inspirado en el western. La trilogía se completaría diez años después con Lethal Enforcers 3, más similar argumentalmente a la primera entrega, pero con una tecnología mucho más avanzada.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Time Pilot (1982)

Time Pilot es un matamarcianos que fue desarrollado en 1982 por Konami, bajo diseño de Yoshiki Okamoto (un destacado diseñador que ha trabajado en títulos de referencia tanto de la propia Konami como de Capcom). La distribución fue llevada a cabo por Konami en Japón, por Centuri en Estados Unidos y Atari en Europa. Su buena acogida como arcade terminaría llevando al lanzamiento en 1983 de conversiones para Atari 2600, ColecoVision y MSX. En 1984 se lanzaría una secuela con diversas mejoras bajo el título de Time Pilot ’84. Más recientemente hemos podido ver a Time Pilot en un remake que fue lanzado para el servicio XBox Live Arcade.

En Time Pilot manejamos una nave del futuro que tiene que ir viajando en el tiempo a rescatar a diversos compañeros de escuadrón que se han quedado atrapados en diversas épocas. De esta manera viajaremos a 1910, 1940, 1970, 1982 y 2001, en busca del rescate de nuestros compañeros.

En cada una de estas épocas, nos atacarán olas de vehículos aéreos bélicos del momento (por ejemplo, en 1910 serán biplanos, en 1970 helicópteros y en 2001 OVNIS) y aparecerán nuestros compañeros en paracaidas que, al rescatarlos, aumentarán nuestra puntuación. Para pasar el nivel tendremos que acabar con 56 de estos enemigos y entonces aparecerá un jefe final acorde con cada época (zeppelines, B-52s, etc…), sin dejar de aparecer nuevas olas. Una vez que acabemos con el jefe final, pasaremos al siguiente nivel. Una vez terminados todos, volveremos al primero con dificultad incrementada.

El principal punto destacable de Time Pilot se encuentra en su jugabilidad, ya que podremos mover nuestra nave en todas las direcciones del plano bidimensional, acompañándonos el «scroll» en el sentido en que pilotemos. Ese mismo sentido nos hará de punto de mira y será en la dirección en la que realizaremos los ataques. Esta libertad de movimientos hace de Time Pilot un videojuego extraordinariamente dinámico, ya que permite la aparición de más enemigos y a más velocidad.

En el trabajo técnico, nos encontramos con una labor encomiable en el apartado gráfico, de tal manera que encontramos una buena localización de cada una de la épocas, con diseños de enemigos y fondos acordes a cada uno de ellas. El apartado sonoro se limita a una pequeña tonadilla antes de cada nivel y a los sonidos de disparo y explosión que son algo simples pero cumplen su cometido.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego: