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Galería de los Horrores XVIII: Gran Hermano, el juego (2000)

Si hubo un evento social que marco el año 2000 en España fue la llegada de la primera edición de Gran Hermano a la parrilla de televisión. El formato, que se había estrenado en Holanda un año antes, fue una verdadera revolución y hizo llegar a los programas reality a la televisión española para nunca marcharse. Tanto es así, que es precisamente España es uno de los países donde el programa ha tenido un mayor número de ediciones canónicas, con un total de 18, por no hablar de los diversos spin-offs.

El éxito de la primera edición trascendió más allá del propio programa de televisión y todo tipo de productos relacionados, aunque fuese fugazmente, con el programa fueron puestos a la venta y con un éxito notable. El mundo del videojuego no quedó exento de este fenómeno y se concedió una licencia oficial para el lanzamiento de un videojuego con el título de Gran Hermano en su caja. En España se aprovechó el éxito de los lanzamientos en kioskos de videojuegos para utilizarlo como principal medio de venta del título.

No obstante, el origen del juego en sí no está en España. Bajo el nombre de Big Brother: The Game, fue lanzado en Alemania donde el programa fue emitido previamente a la edición presentada por Mercedes Milá. El juego fue desarrollado por Lost Boys (cuyos miembros terminaron en el futuro formando parte de Guerrilla) y publicado por Soft Machine. Infogrames se encargó de la distribución vio el negocio claramente, por lo que se dedicó posteriormente a distribuirlo por toda Europa adaptándolo a los concursantes de cada edición internacional.

¿Pero de qué va el juego de Gran Hermano? ¿Un simulador social? ¿Un juego de trivial? ¿Un clon de Los Sims? Nada de eso, se trata de un clon de Pac-Man. Probablemente la urgencia del lanzamiento y la falta de ideas dio como camino más rápido el utilizar mecánicas de los albores del videojuego y hacer adaptaciones ad-hoc que se limitan a aspectos estéticos para adaptarlos a cada país.

Gran Hermano, el juego nos presenta el clásico comecocos en tres espacios diferentes relacionados con el programa: el jardín, la casa y el plató de la gala. Cada uno de ellos divididos a su vez en tres niveles. Para hacer las veces del personaje amarillo del clásico de Namco, el título nos permite elegir entre uno de los concursantes de esta primera edición de Gran Hermano que están representados de forma caricaturesca. El aspecto de los mismos es lo que varía entre país y país al hacer las caricaturas de los concursantes correspondientes. Una vez elegido nuestro personaje protagonista, el papel de fantasmas lo tomarán el resto de concursantes de forma aleatoria hasta completar el número de tres enemigos.

En cada uno de los niveles tendremos un sucedáneo de los puntos de Pac-Man. A saber: hierbas y un huevo como activador de poder atacar al resto de enemigos en el jardín, snacks y tabletas de chocolate en la casa, y monedas en el plató. De forma aleatoria también aparecen otro tipo de objetos que nos aumentan los puntos y cintas de vídeo de colores que, al coleccionarlas, desbloqueamos vídeos con fragmentos del programa de televisión. Obviamente el objetivo final es desbloquear todo el material videográfico sobre el programa, el cual se completaba con una pequeña base de datos con datos del programa y los concursantes.

Como clon de Pac-Man no es que este del todo mal y los gráficos tienen su cierta gracia, pero está claro que en pleno 2000, fusilar el comecocos para aprovechar una licencia no deja de ser una verdadera sinvergonzonería. Prueba de ello es que en la parte de atrás de la caja, se limitaban a poner capturas de los vídeos en vez del videojuego en sí. No obstante, el experimento no salió del todo bien ya que a pesar del éxito sin precedentes del programa de televisión, eso no se tradujo en ventas del videojuego. Aunque en Alemania llegó a editarse una segunda versión correspondiente a la segunda edición del programa, fue algo que en España particularmente no ocurrió y fue uno de los pocos casos fallidos del merchandising del programa por aquella época.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Carnival (1980)

Si hay algo icónico dentro de las ferias a lo largo y ancho del planeta son las galerías de tiro, donde la muchachada de diversas épocas ha puesto a prueba sus habilidades de puntería. De esta popularidad se entiende que los videojuegos que simulan galerías de tiro fuesen de las primeras ideas que urgieron en los albores de los videojuegos. Carnival es un título desarrollado por Gremlin, con programación de Lane Hauck, y llevado a los salones arcade en 1980 por parte de SEGA con la intención de llevar la experiencia de las ferias al ocio electrónico.

Carnival nos presenta el clásico puesto de tiro de feria donde nos encontramos con tres hileras de animales que hay que abatir a base de balines y con unos banderines sobre una ruleta que se encuentran en la parte superior. La experiencia hay se traslada a las dos dimensiones, por lo que los animales de distintas filas es como si estuvieran unos detrás de otro y el de delante tapa la trayectoria hacia el de atrás y, por tanto, también hacia los banderines del final.

Nuestra escopeta se controla con un botón de disparo y el movimiento horizontal de la misma que, según la versión del arcade, estaba controlado por dos botones o un joystick. En la parte inferior se nos indica la munición restante y hay que intentar abatir los distintos animales: buhos, conejos y patos, cuya puntuación va en aumento según la fila sea más alta. Hay que tener en cuenta que, eventualmente, los patos de la fila inferior pueden convertirse en patos reales, empezar a volar y comer parte de nuestra munición. Dicha munición, indicada en la parte inferior de la pantalla, es limitada pero puede recuperarse abatiendo carteles especiales con números, de tal manera que nuestro munición aumentará con tantas balas como indica el cartel.

Por otro lado, podemos encontrar en las filas las letras que componen la palabra «BONUS», las cuales nos pueden incrementar o decrementar momentáneamente tanto la puntuación como la munición. El nivel se acaba cuando todos los objetivos son abatidos, obteniéndose puntuación extra por la munición no utilizada. Tras esto pasamos a un nivel especial en lo que supone la primera fase bonus de la historia de los videojuegos. En dicho nivel, con munición infinita hay que disparar a un oso con una diana antes de que se vaya por uno de los laterales de la pantalla. Cada vez que le acertamos, el oso cambia de dirección e incrementa la velocidad, haciendo cada vez más difícil acertarle hasta que finalmente se va por uno de los laterales. Tras esto se reinicia el loop con la dificultad aumentada.

A nivel gráfico tenemos la sencillez propia de la época pero con unos sprites lo suficiente bien diseñados como para reconocer cada uno de los elementos. Como banda sonora escuchamos una versión de Sobre las olas de Juventino Rosas, muy asociado en Estados Unidos a las ferias.

La experiencia jugable resulta bastante entretenida y el juego funcionó lo suficientemente bien como para que SEGA desarrollara versiones domésticas para Atari 2600, ColecoVision e Intellivision a partir de 1982.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Pleiads (1981)

Tras Space Invaders, Galaxian y Phoenix, la cantidad de clones y variaciones de videojuegos de naves contra invasiones extraterrestres se convirtió en verdaderamente inabarcable. Destacar entre tal cantidad de videojuegos eran realmente difícil. Algunas compañías hacían prácticamente clones 1:1 con la esperanza de que el poco avezado jugador no encontrara la diferencia, otras intentaban añadir nuevas mecánicas o modificar las existentes; y otras intentaban dar algo más de profundidad al escaso argumento que podía tener un arcade de principio de los 80. El caso de Pleiads es un poco de mezcla de los dos últimos casos.

El título, que se inspira en las pléyades de la mitología griega, fue desarrollado por Tekhan y lanzado en 1981 en Japón. Posteriormente, diversos distribuidores llevaron el juego por todo el planeta, siendo la propia Tekhan la distribuidora principal en Europa (en España fue Irecsa) y Centuri en Norteamérica.

Nos encontramos con el clásico shoot’em up de loops en el que la nave tan solo puede moverse en el eje horizontal y debe ir acabando con las olas de enemigos que van apareciendo en la parte superior de la pantalla. Cada uno de los loops cuenta con cuatro fases separadas por un pequeño scroll vertical para indicarnos el cambio de nivel.

En el primero, tenemos un sistem de juego similar a Phoenix donde diversos enemigos en la oscuridad van descendiendo con una trayectoria semialeatoria y disparando al mismo tiempo. La novedad sobre juegos anteriores se encuentra en que cuando llegan a la parte inferior, si no los hemos abatido antes, se transforman en una especia de pulpos que van fabricando un muro delante de nuestra nave, sin dejar por ello de disparar. Esto nos obligará a destruir dicho muro antes de seguir disparando al resto de enemigos.

En la segunda fase, descienden un tipo nuevo de naves que por su forma (según se acercan van dejando ver unas alas) son la referencia explícita a las pléyades de la mitología griega. Dichas naves estan formadas por el cuerpo y las alas, de tal manera que el objetivo es disparar a la parte del cuerpo, ya que si disparamos a la alas, simplemente eliminamos dicha ala y reducimos el tamaño pero no habremos acabado con la nave.

Pasado este nivel, nos enfrentamos con la nave nodriza de cuyo interior aparecen una serie de enemigos con una forma parecida a unos champiñones y que de nuevo tienen la capacidad de disparar. Aunque pareciese lo contrario, el objetivo no es acabar con la nave nodriza, que es indestructible, sino, de nuevo, acabar con todos los enemigos de la ola correspondiente.

Por último, quedará la fase de vuelta a la base terrestre, donde tendremos una visión de la pista de aterrizaje y una marca donde debemos colocar nuestra nave. Para ello, tendremos que esquivar el resto de naves que se encuentran en dicha pista y el control del juego cambia radicalmente, ya que nuestra nave tendrá una inercia mucho mayor que en niveles anteriores y, por tanto, será más difícil de manejar. En esta parte se podrá conseguir puntuación extra al recoger banderines que se encuentran repartidos en la pista de aterrizaje.

Pleiads es un buen ejemplo de clon de Space Invaders que intentaba dar un paso más y resulta un videojuego razonablemente divertido. El juego fue rescatado bien entrado los 2000 por Tecmo (la heredera de Tekhan) para su aparición en diversos recopilatorias para consolas más modernas.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Superman (1979)

Portada del juego

Como ya comentamos en el artículo sobre el videojuego arcade de Superman, el «Hombre de Acero» es probablemente el superhéroe por antonomasia de la historia del cómic y un icono por sí mismo de todo el medio pero que, por lo que sea, no ha terminado de cuajar en el mundo del videojuego. Las características propias del superhéroe que dificulta las mecánicas del videojuego, así como títulos especialmente fallidos como Superman 64, han hecho que el ocio electrónico se haya decantado por otros héroes como Batman o Spider-Man.

No obstante, estamos hablando de los inicios del videojuego y entonces parecía bastante lógico traer a Superman, ya que el estreno de la película protagonizada por Christopher Reeve y Marlon Brando estaba muy reciente, y desde Atari tenían bien claro que era un título estupendo para vender para su Atari 2600.

Los píxeles eran demasiado gordos como para hacer las gafas, así que sombrero.

Aún así, el argumento del videojuego no estaba directamente relacionado con la película y lo que hace es tirar de una serie de clichés sobre el personaje que pudiesen adaptarse a las capacidades de la Atari 2600. De esta manera, tenemos que realizar una serie de tareas: arreglar un puente que ha sido destruido, atrapar a Lex Luthor y sus secuaces, y finalmente, ir a una cabina de teléfonos para convertirnos en Clark Kente e ir al Daily Planet a informar.

De los múltiples poderes que posee Superman, en el videojuego quedan plasmados tres: fuerza, vuelo y rayos X. Nuestros poderes estarán en su máximo esplendor a menos que entremos en contacto con la kriptonita que nos dejan los enemigos. Si estamos bajo sus efectos, Superman no podrá volar y se moverá torpemente, a no ser que nos encontremos con Lois Lane y recibamos un beso que nos devuelva las fuerzas. El asunto es fácil, para llegar al Daily Planet hay que cruzar por el puente de marras, así que tendremos que buscar las piezas y reconstruir el puente. Además, tendremos que ir llevando a nuestros enemigos a la prisión que se encuentra en algún lugar de Metropolis.

Parece Spiderman con capa

Técnicamente hay que tener en cuenta que estamos hablando del año 79 por lo que no se podía pedir mucho más a la Atari 2600. Aún así tiene algunos elementos destacables, por un lado, es el primer videojuego de la videoconsola en incorporar la función de pausa al pulsar el botón select. Gráficamente destaca el amplio mapa con el que contaba el juego para lo habitual de la época, mientras que el sonido llegaba a ser realmente molesto. Como curiosidad hablaremos de un bizarro modo de dos jugadores, en el que uno de los participantes controlará los movimientos verticales y otro los horizontales, quedando claro que aún quedaba mucho por pulir sobre este modo de juego.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Simon the Sorcerer’s Pinball (1998)

Tras el éxito de las dos primeras entregas de Simon the Sorcerer, superando el medio millón de copias vendidas en ambos casos, no eran pocos los que esperaban con cierta expectación la llegada del título que culminara la trilogía. Sin embargo, tras la segunda entrega en 1995 se dieron en el mercado una serie de circustancias que terminaron por retrasar una y otra vez el lanzamiento.

Por un lado teníamos la llegada de Windows como plataforma de videojuegos, la cual se impuso con una mayor velocidad de lo esperado a finales de los 90 y que llevó a las compañías desarrolladoras a tener que reciclarse e incluso modificar proyectos a mitad de desarrollo. Por otro, las aventuras gráficas empezaban a pasar de ser uno de los géneros líderes en el mercado de los ordenadores personales a ser un género totalmente de nicho con dificultades para encontrar distribuidoras que los publicaran. Por último, en el caso en concreto de la tercera entrega de Simon the Sorcerer, hubo un problema añadido ya que el comienzo del desarrollo por parte de Adventure Soft iba a ser continuista respecto a las entregas anteriores con una aventura en 2D, pero eso añadía aún más dificultad para encontrar un publisher, ya que solo estaban interesados en productos en entornos 3D como demandaba el mercado. Esto provocó innumerables retrasos que llegó a la salida de Simon the Sorcerer 3D a 2002, siete años después de la segunda entrega.

En todo este proceso, desde Adventure Soft sabían que estaban desaprovechando una propiedad intelectual bastante potente y que existía el peligro de que el personaje cayera en el olvido. Es por esto, que en 1998 hubo un doble lanzamiento para Windows y con un público objetivo más casual: Simon the Sorcerer’s Puzzle Pack y el juego que hoy nos ocupa Simon the Sorcerer’s Pinball.

El juego nos da lo que esperamos: un videojuego de pinball con una única mesa inspirada en los dos primeros títulos de la saga y con la aparición de diversos personajes de la misma. De hecho, el objetivo de la máquina es rescatar a varios personajes de las garras de Sórdido, teniendo en cuenta que se asume que Simon es quien maneja el pinball en primera persona. En la parte superior del tablero podemos ver el castillo de Sórdido donde se encuentran prisioneros los personajes y para conseguir rescatarlos habrá que pasar por tres fases: encontrar al prisionero, desbloquear su celda y rescatarlo. Para cada una de las fases tendremos que mandar la bola por la rampa de la Mazmorra de forma correcta y evitar perderla, ya que habría que recomenzar el proceso. Por cada uno de los prisioneros rescatados, vamos consiguiendo diferentes bonus y mejoras.

Por otro lado, tendremos diversas zonas como el Círculo Mágico de Simon para conseguir «multibolas», la Fábrica de Swampy donde podemos conseguir multiplicar la puntuación, el Sombrero de Simon, una zona para poder robarle items a Sórdido y todo tipo de rampas, bumpers y pulsadores para conseguir todo tipo de mejoras.

A pesar de la temática mágica, lo cierto es que en el diseño se ha buscado una representación realista de lo que sería una máquina real de pinball, con su marcador electrónico y con los diferentes artilugios simulando movimientos y acciones que podría haberse conseguido de forma mecánica. Desgraciadamente, el tema de las físicas no funciona igual de bien y aunque en general la bola se mueve de forma decente, tiene demasiados problemas y comportamientos extraños en sus interaccioens con los flippers. Por otro lado, a nivel de diseño, más allá de su integración en el universo de Simon, lo cierto es que nos encontramos con una disposición de los elementos poco arriesgada y que podría ser sobre Simon the Sorcerer o sobre cualquier otra temática.

Donde sí funciona mejor la inmersión es en el apartado sonoro, ya que contamos con remezclas de los temas de la banda sonora de las aventuras y las voces que se utilizaron en el doblaje original. A esto sumamos un catálogo correcto de efectos sonoros de pinball que dejan un apartado sonoro destacado en un juego que no destaca en líneas generales.

Respecto a la recepción del juego, lo cierto es que tras tres años de espera, la comunidad y la prensa esperaba algo más, sobre todo porque tampoco había previsiones del lanzamiento de una aventura a corto plazo. La crítica de la época no tuvo piedad y apenas le dieron el aprobado unas cuantas revistas, ya que en todos los artículos pesó más la franquicia que el análisis de un juego de pinball en sí. A esto acompañaron unas ventas discretas dejando a Adventure Soft a la espera de la llegada de épocas mejores para Simon que nunca llegaron.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Dan Dare: Pilot of the Future (1986)

Aunque no tanto para el público general, Dan Dare es uno de los más conocidos cómics británicos de ciencia-ficción. Esta obra de Frank Hampson, tuvo su primera entrega el 14 de abril de 1950 y tuvo como título Dan Dare: Pilot of the Future, homónimo a los videojuegos que hoy nos ocupan. Dichos cómics, considerados una versiónbritánica de Buck Rogers, se caracterizaban por sus complejas historias, ambientadas en la década de los 90, aunque con una estética propia de las películas bélicas de los 50. Rápidamente su éxito fue extendiéndose por toda Europa, llegando a tener incluso dramatizaciones radiofónicas.

Su desembarco en el mundo de los videojuegos llegó en un momento donde la popularidad de su personaje estaba mucho más baja, en 1986, cuando Gang of Five desarrollo tres juegos diferentes para Commodore 64, ZX Spectrum y Amstrad CPC. El primero de ellos contó con distribución de Electronic Arts, mientras que los otros dos fueron distribuidos por Virgin Games.

The Mekon, el archienemigo de Dan Dare, quiere que la Tierra se rinda a sus pies, para lo que no duda en amenazar con un asteroide que destruiría el planeta. Dan en su nave, Anastasia, tendrá que viajar al asteroide y poner a salvo la Tierra.

El sistema de juego varía dependiendo de la plataforma. En el caso de las versiones de ZX Spectrum y Amstrad CPC, nos encontramos con un videojuego de acción bidimensional de desplazamiento lateral. Dan está armado con una pistola láser y tiene que recorrer los distintos niveles en busca de las cinco piezas que conforman un dispositivo explosivo. Dan solo puede cargar con una pieza a la vez y tendrá que buscar la ranura correcta para cada una.

En el caso de Commodore 64, el videojuego está más enfocado hacia la aventura. En esta ocasión, carecemos de arma y tendremos que utilizar las habilidades de Dan en el cuerpo a cuerpo. Tendremos 25 minutos de tiempo real para destruir a The Mekon y huir. Para ello pasaremos por diversos niveles en el que resolver diversos puzles, hasta llegar al enfrentamiento final con The Mekon, con una batalla de granadas de mano.

El juego tuvo una cierta repercusión en Europa, con buenas puntuaciones en las revistas especializadas de la época y fue continuado por dos secuelas, Dan Dare II: Mekon’s Revenge en 1988 y Dan Dare III: The Escape en 1990, con versiones incluidas para Commodore Amiga y Atari ST.

En este vídeo podéis ver cómo es la versión de Commodore 64:

Y en este la de Amstrad CPC.

Astro Invader (1980)

Volvemos a hacer arqueología de los videojuegos para trasladarnos a Japón en el año 1979, cuando Konami desarrolla un shooter para la distribuidora Leijac: Kamikaze. Este título tomaba la premisa espacial clásica impuesta por Space Invaders y sus derivados, pero le daba una vuelta de tuerca a su jugabilidad. La fusión de un shooter clásico con algo que se parecía al Conecta 4, dio una mezcla extraña que tuvo una cierta repercusión en Japón.

Dicho éxito abrió la posibilidad de exportar el título a Norteamérica, donde fue Stern Electronics la encargada de su distribución en 1980. Dicha compañía llevaba tres años de éxitos en el mercado de los pinball y estaba expandiéndose al mundo de los arcade. No en vano, este no fue el único título de Konami que lanzó ese mismo año en suelo americano, ya que The End también vería la luz y la distribución de títulos de la compañía nipona continuó en los años siguientes.

No obstante había diferencias notables respecto a la versión original. La primera de ellas, fue el título del juego que en Norteamérica pasó a ser Astro Invader. Probablemente este cambió surgió para evitar repercusiones negativas al evocar la Segunda Guerra Mundial. El otro afecta directamente a la jugabilidad, ya que nos encontramos con muchas diferencias en ese sentido, sobre todo enfocadas a hacer un videojuego más sencillo. No será la única vez que un videojuego japonés se modifica en Occidente por considerarse demasiado complicado para ese mercado.

En Astro Invader manejamos un vehículo en la parte inferior de la pantalla que se mueve horizontalmente y que tiene capacidad de disparo de una bala en pantalla,de forma muy similar a Space Invaders. Por la parte superior aparece una gran nave nodriza que va a ir dejando salir de su interior pequeñas naves alienígenas cuyo número está indicado en la propia nave. Dicho número va a ir descendiendo según vayan saliendo las naves alienígenas y cuando llegue a cero el nivel acaba, el juego se congela y una nueva nave nodriza aparece aumentando la dificultad. Las naves alienígenas van a colocarse en una serie de columnas, 10 concretamente, en la parte central de la pantalla. Cada una de las columnas tiene capacidad para 4 aliens y al colocar un quinto, el alien que se encuentra en la posición más baja se lanza contra el suelo provocando una onda expansiva.

Nuestra misión es ir sobreviviendo a cada una de las olas de enemigos. Para ello hay que disparar a las columnas para ir descendiendo el número de alienígenas acumulados en ellas y, al mismo tiempo, evitar a los alienígenas que caen y su onda expansiva, ya que nos harán perder una vida. Adicionalmente, encontramos tres huecos más anchos que se encuentran colocados en los extremos laterales y en el centro, por donde aleatoriamente van a ir apareciendo ovnis más grandes y lentos, pero que es obligatorio acabar con ellos ya que, si llegan al suelo, provocan la pérdida de una vida de forma inmediata.

Como hemos comentado antes, la versión japonesa tenía alguna diferencias. Las naves alienígenas básicas solo pueden caer por los huecos grandes de izquierda a derecha que, al no ser columnas, provoca que vayan directamente al suelo, lo que aumenta la dificultad. Esto provoca a su vez que los OVNIS solo aparezcan por la parte central. Como contrapartida, en la versión japonesa el número de alienígenas de cada nave nodriza es menor. A nivel gráfico, la versión americana es más colorida, aunque los diseños son similares, cambiando únicamente el texto de la nave nodriza que en cada versión tiene el nombre de la distribuidora correspondiente.

Aunque el juego no fue un superventas y tan solo tuvo una conversión doméstica para Arcadia 2001, lo cierto es que su originales mecánicas lo hicieron fuente de inspiración. De hecho, entre 1981 y 1983 podemos contar hasta 7 videojuegos clónicos que toman buena parte de estas mecánicas, a pesar de no ser conversiones oficiales: Alien Dropout, 99’Vaders, Swarm, etc… En 2005, AtariAge lanzó una versión no oficial para ColecoVision dentro de la escena homebrew.

En este vídeo podéis ver la versión japonesa:

Batman: The Video Game [NES] (1989)

Uno de los estrenos cinematográficos de mayor éxito de 1989 fue sin duda el Batman dirigido por Tim Burton y que tuvo a Michael Keaton en el papel del hombre murciélago. El éxito de dicha película trajo al mundo del videojuego diversos lanzamientos que van desde los más fieles al filme original con Batman, The Movie para ordenadores personales, hasta verdaderas rarezas que mezclaban la acción con los puzles en el Batman para Turbografx. En un punto intermedio, a la larga convirtiéndose en una de las versiones más populares, se encontraba Batman: The Video Game, el videojuego basado en la película que fue lanzado para Nintendo Entertainment System en 1989 y que terminó siendo uno de los mejores videojuegos de plataformas de acción para la 8 bits de Nintendo.

El videojuego fue desarrollado y distribuido por Sunsoft, compañía que tenía los derechos sobre la película para las videoconsolas pero que, curiosamente, hizo videojuegos totalmente distintos para NES, Mega Drive, Game Boy y Turbografx. De hecho, en esta versión, la relación con los hechos que acontecen en la película es prácticamente nula más allá de que se trata de un enfrentamiento entre Batman y el Joker y sus secuaces. Esto se debe a que el desarrollo del juego se realizó sin verdaderos conocimientos del contenido de la película, por lo que los enlaces con la misma se incluyeron a posteriori en forma de escenas cinemáticas intermedias.

Batman: The Video Game es un videojuego de plataformas de acción con perspectiva lateral, que se desarrolla a lo largo de cinco niveles. Los movimientos básicos de Batman son el puñetazo, el salto y la habilidad de poder agarrarse a las paredes, un movimiento más propio del protagonista de Ninja Gaiden o de Spider-Man pero que probablemente fuese más fácil de programar que el gancho con las posibilidades de la NES. No obstante, el principal atractivo del juego se encuentra el uso de tres tipos de armas que podemos ir recargando a lo largo de los niveles: el bat-disco, el batrang y el arpón.

En lo que se refiere al diseño, nos encontramos con un videojuego extraño dentro del catálogo de la NES, ya que es mucho más oscuro de lo que se podía encontrar normalmente en esa consola, pero que hacía que la ambientación fuese perfecta. Estos colores apagados y la preponderancia del negro tiene un efecto directo sobre el diseño del protagonista que, a pesar de usar un traje negro en la película, en el juego se optó por un tono morado para facilitar la visibilidad y que evoca a comics y series de décadas anteriores. Esa ambientación se complemente con la música, compuesta por Naoki Kodaka (Spy Hunter, Fester’s Quest, Blaster Master…), también en un estilo más oscuro de lo que solía ser habitual en Nintendo y que podría asociarse más al estilo seguido por las consolas de SEGA.

Pero más allá del tema artístico, Batman: The Video Game es una maravilla técnica en su jugabilidad. La fluidez y el control del juego es de los mejores que podemos encontrar en la consola en lo que se refiere a títulos de acción plataformera y estaría dentro de los más destacados junto a títulos como el Ninja Gaiden al que nos referimos antes o el Teenage Mutant Ninja Turtles.

Con estos mimbres, la recepción de la crítica fue muy buena, en especial a la hora de compararlo con otros videojuegos de superhéroes que solían moverse en la mediocridad. De forma análoga, el público respondió positivamente con unas buenas cifras en ventas, en buena parte propiciado por la popularidad de la película, y pasados los años es uno de los juegos que evocan mejor recuerdo dentro del catálogo de NES.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Radar Scope (1980)

Aunque ya había hecho alguna incursión en los salones arcade, sobre todo con juegos electromecánicos, no fue hasta finales de los 70 cuando Nintendo decidió hacer una apuesta fuerte por los videojuegos arcade. Durante toda la década de los 70, debido a los altos costes de producción de los juguetes tradicionales, la empresa nipona fue centrándose en el mundo de los videojuegos. Radar Scope, lanzado en 1980, fue el intento de entrar con fuerza en dicho mercado.

Para conseguir ese logro, Nintendo decidió enfrentarse directamente con los dos videojuegos más exitosos e icónicos que existían en el mercado: Space Invaders y Galaxian. El trabajo fue encargado a Nintendo R&D2, el departamento de I+D de la compañía japonesa que hasta entonces se había centrado en el desarrollo de una serie de consolas domésticas tipo Pong bajo el nombre de Color TV-Game. El proyecto fue dirigido por Masayuki Uemura, con un equipo debutante que años más tarde se convertieron en piezas clave de Nintendo. Por un lado, fue el debut de Hirokazu Tanaka en el audio del juego, compositor de referencia para Nintendo durante toda la década de los 80. Por otro, se sabe que Shigeru Miyamoto participó en el desarrollo del juego, aunque hay opiniones encontradas respecto a qué funciones tuvo.

Como hemos indicado anteriormente, Radar Scope tomó como referencia y fusionó la jugabilidad Space Invaders y Galaxian. Se trata de un shooter en el que nuestra arma antiaérea, denominada Sonic Spaceport, se mueve de sobre el plano horizontal en la parte inferior de la pantalla y debe dar buena cuenta de los enemigos que nos atacan. Estos enemigos aparecen en cierta formación en cada ola pero según avanza la partida van modificando su posición y atacando nuestra arma, la cual puede ser destruida tanto por impacto de los proyectiles como de los enemigos en sí.

Este sistema de juego no ofrecía especiales mejoras o innovaciones respecto a otros títulos del mercado, pero si quisieron que se destacara en su aspecto técnico. Radar Scope presentaba una perspectiva forzada que daba una cierta sensación de tridimensionalidad que rompía con el estándar de simplemente copiar la fórmula visual de Space Invaders, y que posteriormente fue imitada por otros juegos. Además, los gráficos del juego eran a todo color, con distintos diseños de enemigos y se posicionaban sobre un fondo azul degradado que le daba un aspecto espectacular respecto a otras máquinas de los salones recreativos. Esto además se intentó reforzar creando un tipo de gabinete con asiento que aún no era muy común por aquella época, aparte de los clásicos gabinetes vertical y horizontal.

En su lanzamiento en Japón, el juego funcionó bastante bien, lo que animó a la recién inaugurada subsidiaria Nintendo of America, a hacer una gran inversión en estas máquinas y se fabricaron 3000 unidades para el mercado americano. Sin embargo, fueron unas previsiones optimistas y de esa tirada inicial, apenas se vendieron 1000, lo que llevó a Nintendo of America al borde de la quiebra a las primeras de cambio.

No obstante, esta historia de fracaso fue el inicio de una de éxito. El presidente de Nintendo of America, Minoru Arakawa, intentó buscar una solución para aprovechar el hardware de las máquinas que quedaron sin vender. De esta manera pidió al presidente de Nintendo, Hiroshi Yamauchi (que además era su suegro), que le mandara un nuevo juego para instalar en estas máquinas que se iban a desaprovechar. El encargo de este nuevo juego fue hecho a la dupla Miyamoto/Tanaka y el resultado fue Donkey Kong.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

New York! New York! (1980)

Con la fiebre que desató en su momento Space Invaders, todas las compañías empezaron a sacar sus propios clones de videojuego con temática de invasión extraterrestre. Esto provocó que hubiese una cierta saturación de máquinas similares en los salones recreativos y las distintas compañías tenían que tirar de imaginación para que su arcade destacara sobre los demás. El videojuego que hoy nos ocupa es buen ejemplo de eso. Gottlieb era una compañía norteamericana con sede en Chicago, que pertenecía a Columbia Pictures y sabía del valor de dar un buen título y temática a sus arcades y pinballs para destacar sobre los demás. De hecho, en varias ocasiones hizo uso de las licencias de su empresa matriz para que sus máquinas atraparan a los ojos de los jugadores.

En este caso, Gottlieb decidió dar una localización específica a la enésima invasión extraterrestre, situándola en la ciudad de Nueva York, ciudad que ya dio nombre a uno de sus pinballs en 1976. Aprovechando esto, decidieron también darle un punto de originalidad con el título del juego, New York! New York!, evocando la famosa película dirigida por Martin Scorsese que se había estrenado en 1977, tres años antes del lanzamiento del videojuego. Curiosamente, New York! New York! era una película que no había sido producida por Columbia Pictures, pero al ser el título el único nexo con la película, no tuvo problemas legales.

New York! New York! es un shooter vertical sin scroll que nos presenta una pantalla única donde podemos ver la ciudad de Nueva York con la Estatua de la Libertad en primer plano. Manejamos un lanzamisiles que se encuentra en la zona inferior y que se mueve de forma horizontal. Nuestra misión es la de ir acabando con las distintas olas de naves alienígenas hasta que llegue el jefe final. Dichas naves tienen la capacidad de disparo, teniendo en cuenta que dichas balas se ven afectadas por la inercia provocada por el movimiento de la nave correspondiente.

Aparte de estas naves, aparecerá de forma intermitente una especie de estrella, que no nos ataca, pero que es la que más puntuación nos reporta puesto que hay que dispararle en diversas ocasiones. Finalmente, nos aparecerá el jefe final, que no es más que la palabra UFO (OVNI en inglés) y que no tiene ninguna característica extra. De hecho, es hasta más fácil acabar con ella puesto que se vence con un único disparo y su tamaño es mayor. Una vez que sea derribada, el loop finaliza y se reinician las olas con la dificultad incrementada.

Como podéis imaginar, jugablemente no aportaba nada nuevo aún en 1980 y estaba superado por otros títulos contemporáneos. Sin embargo, a nivel técnico si tenía elementos que le hacían destacar. Gráficamente, aunque el diseño de las naves sea básico e incluso inocente (la nave final es simplemente la palabra UFO volando), si tenemos un buen trabajo en el fondo. Tanto la Estatua de la Libertad, como la representación de Nueva York al fondo tienen un nivel de detalle más alto de lo que era habitual en la época.

Pero lo que, sin duda, hizo destacar esta máquina entre las distintas opciones de los salones recreativos fue su apartado sonoro. El juego cuenta con voces digitalizadas que nos animan a seguir atacando y con una banda sonora que no se limita a la pantalla de título, sino que suena durante toda la partida. Estos detalles fueron los que hicieron de New York! New York! un videojuego único en su momento.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego: