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Silent Service (1985)

Tras varios títulos y con la culminación del superventas que fue F-15: Strike Eagle, la compañía liderada por Sid Meier, Microprose, se presentaba como abanderada de los simuladores de vuelo. Sin embargo, en 1985 decidieron expandir esa simulación a otros campos del combate y el propio Meier diseñó un simulador basado en la armada de submarinos de clase Gato utilizados por Estados Unidos en el Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial y que contaba con el sobrenombre de Silent Service, que terminó siendo el título del videojuego.

Silent Service contó con un desarrollo de ocho meses en los que Sid Meier trabajó mano a mano con el artista gráfico Michael O. Haire, el cual también es el responsable del mismo campo en F-15: Strike Eagle y se convirtió en uno de los trabajadores indispensables dentro de los futuros juegos de Microprose. Este equipo de trabajo se enfrentó al reto de hacer un videojuego lo suficientemente realista pero que superara las limitaciones técnicas de los microordenadores de 8 bits para los que salió la primera hornada de versiones del juego.

El juego nos presenta tres opciones de juegos principales. En la primera, haremos maniobras de práctica para familiarizarnos con los controles, ya que tendremos cuatro objetivos inmóviles que no nos atacarán. La segunda opción son las «Convoy Actions» una serie de misiones cortas de creciente dificultad con objetivos en concreto a realizar. Por último, la joya de la Corona, «War Patrol» en la cual no tendremos misiones específicas sino que tendremos que patrullar por el Pacífico, buscando convoys japoneses y defendiendo las bases aliadas.

La profundidad de configuración del juego no se limita a las distintas opciones, ya que en cada una de ellas podremos introducir una gran cantidad de variantes. Para empezar, existen distintos niveles dificultad que ajustan la inteligencia artificial de los buques enemigos, lo que influye en su capacidad bélica y en la habilidad para escapar de nuestros ataques. Aparte de esos niveles, se pueden hacer pequeñas personalizaciones: capacidad de zigzagear de los enemigos, posibilidad de torpedos defectuosos, capacidad de los enemigos de ocultarse a nuestro radar…. todo un sinfin de combinaciones que nos dan cientos de partidas distintas.

En cada una de las partidas nos situamos en la torre de mando, desde la cual podemos acceder a distinto instrumental que hace las veces de pantalla de selección. En la zona de instrumental tendremos todo tipo de medidores que nos indican el estado de nuestro submarino tanto en munición y combustible, como del estado en general del mismo. En la zona de mapas podemos ver la situación en tiempo real de nuestro submarino a distintas escalas para localizar a los distintos enemigos. En otro lugar tendremos el informe de daños, con un resumen de los distintos efectos que han tenido en el submarino los ataques enemigos. Por último, nos encontramos la zona del periscopio que, aparte de para ver la situación a distancia del mar, es donde se centra la acción.

Desde la zona del periscopio podemos modificar la velocidad, el rumbo y la profundidad del submarino, aparte de poder apuntar y realizar los ataques. Estos pueden ser de dos tipos: torpedos para hacer ataques a larga distancia con menos posibilidad de ser detectados pero también con menos precisión; y ataques desde la torreta para enemigos que se encuentran en un rango más cercano.

Como hemos comentado anteriormente, el principal escollo para el equipo de desarrollo fue la capacidad de las máquinas de la época. Hay que decir que fue superado con bastante maestría, quedando como única rémora el hecho de no poder lanzar más de cuatro torpedos a la vez, lo cual en algunas momentos puede generar situaciones injustas. Por lo demás, gráficamente tenemos un trabajo esquemático como permitían los 8 bits pero más que suficiente para la simulación que el juego ofrecía. De hecho, en 1989 se lanzó una versión para Commodore Amiga con un importante salto gráfico y sonoro pero con la jugabilidad prácticamente intacta.

En 1985 se lanzaron versiones tanto para microordenadores de 8 bits, PC y Mac, y tuvo un buen tirón en ventas para el género que se trataba. De hecho, llego a liderar las ventas de Commodore 64 en 1987. Este éxito derivó en una versión de NES en 1987 y la ya comentada versión de Amiga, así como una secuela lanzada en 1990.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Sid Meier’s Pirates! (1987)

Tras los éxitos de F-15 Strike Eagle y Silent Service, el nombre de Sid Meier empezaba a ser familiar para los aficionados a los videojuegos de la década de los 80. Debido a esto, Microprose decidió empezar a usar el nombre de su desarrollador estrella como reclamo e incluirlo en los títulos de sus juegos. De esta manera, Sid Meier’s Pirates! empezaría una costumbre que terminaría siendo habitual en la carrera de Meier.

Este hecho tiene más importancia de la que parece ya que, por aquella época, no era habitual que los jugadores conocieran a la persona que estaba detrás de sus videojuegos favoritos, por lo que podemos hacernos la idea de la magnitud de este hito.

El juego comienza cuando recibimos la autorización para ser corsario en el Caribe por parte del gobierno que elijamos (España, Inglaterra, Francia u Holanda). De igual manera, elegiremos si queremos comenzar en una época determinada (lo que influirá en el diseño de los barcos y en la influencia de cada Reino) o dejar esto a elección de la computadora.

Una vez hecho esto, el patrocinador de nuestro viaje nos hará una pregunta para probar nuestro conocimiento. Se trata de un original sistema anticopia, en el que se nos solicita la fecha de la llegada de un tesoro a un puerto determinado, cuya respuesta encontraremos en el manual. Si no acertamos la respuesta, nos dejará jugar, pero sin dinero y con una tripulación rebelde, lo que hace que la partida sea realmente injugable.

Dependiendo de la nacionalidad escogida empezaremos en un lugar diferente del Caribe y los objetivos a atacar variarán. A priori, no existe un objetivo definido y Sid Meier’s Pirates! da libertad al jugador sobre como actuar. Así, podremos dedicarnos simplemente a saquear barcos, buscar tesoros, rescatar miembros de nuestra familia o simplemente abrir rutas comerciales. El juego terminará cuando el jugador se retire como corsario, ya que la edad es un factor especialmente importante y que influirá tanto en la habilidad del protagonista en el ataque, como en su capacidad de reclutar nuevos marineros. Una vez que nos jubilemos, el juego nos indicará el estatus social que hemos adquirido por nuestros logros a lo largo de nuestra carrera.

Los gráficos y la interfaz de Sid Meier’s Pirates! es muy funcional, basándose en el texto a excepción de los duelos de espadas y los enfrentamientos navales. Los dibujos que aparecen en el resto de las opciones son meramente decorativos, aunque ayuden a evitar el tedio en el juego. Lo más destacado a nivel técnico, es la gran cantidad de elementos aleatorios con los que cuenta, lo que hace que cada partida sea diferente. Las características del terreno y el comportamiento de los diferentes países, se inician y evolucionan de forma distinta cada vez. La banda sonora cuenta con grandes melodías pero, por desgracia, la tecnología de la época no dejaba que tuvieran un sonido de calidad.

Sid Meier’s Pirates! apareció para Commodore 64, Amstrad CPC, Apple II, Amiga, Atari ST y PC, con notable éxito, lo que provocó el salto al mundo de las consolas con una versión para NES en 1991. Curiosamente, para el gran público el juego fue más conocido en 1993 cuando se lanzó Pirates! Gold, un remake para máquinas de 16 bits que mantenía el sistema de juego pero contaba con una excelente mejora técnica. En 2004 empezaría una nueva saga de remakes. Dentro de la carrera de Meier, Pirates! supuso un punto de inflexión, ya que empezaría a definir definitivamente su estilo y muchas de las ideas serían rescatadas en el videojuego que le encumbraría, Civilization.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Grandes Compañías XXVI: MicroProse

Son pocos los casos de compañías que por sí solas conviertan un género minoritario en un superventas gracias a sus productos y hoy vemos una de esas excepciones: MicroProse. Esta compañía tiene su origen en Estados Unidos en 1982, cuando fue fundada por Sid Meier y Bill Stealey bajo el nombre de Microprose Software.

MicroProse se especializaría en su primera época en el desarrollo de videojuegos de simulación de vuelo, militares y estrategia para los ordenadores personales de 8 bits. Aunque esos géneros ya habían sido explotados desde distintos puntos de vista, lo cierto es que ninguna compañía había conseguido unir con éxito comercial la simulación y la aceptación por el gran público. Este objetivo sería unos de los pilares en el desarrollo de MicroProse y rápidamente se haría con un hueco importante en esos géneros con títulos como Spitfire Ace o Hellcat Ace.

Sin embargo, las limitaciones de las máquinas de 8 bits no las hacía las ideales para este tipo de productos, por lo que darían un salto de calidad importante a finales de los 80, cuando empezarían a desarrollar para ordenadores de 16 bits, lanzando títulos como Silent Service, Airborne Ranger, Sid Meier’s Pirates!, F-19 Stealth Fighter o Gunship.

Aunque estos títulos ya habían cosechado buenos resultados, la llegada a las masas vendría con la década de los 90 con dos lanzamientos: Railroad Tycoon y Sid Meier’s Civilization. Estos dos juegos se convirtieron en dos de los juegos más vendidos de aquel año y verdaderos líderes de la estrategia de toda la historia de los videojuegos. Esto provocaría que el género de estrategia se pusiera de moda y empezara a ser un género relevante en el mercado. Sin embargo esto fue un arma de doble filo para MicroProse, ya que el mercado se saturó de este tipo de títulos y los siguientes lanzamientos de la compañía no tuvieron tan buenos resultados.

Esto derivaría en la compra de MicroProse por Spectrum Holobyte en 1993, teniendo como efecto la salida de Sid Meier y Jeff Briggs años más tarde, que terminarían fundando Firaxis Games. MicroProse y Spectrum Holobyte coexistirían hasta 1996, cuando se decidió publicar únicamente bajo el nombre de la primera (que irónicamente tenía mayor tirón internacional). De esta época son Transport Tycoon, Colonization, Grand Prix 2 y Master of Magic

Tras una oferta de compra en 1997 por parte de GT Interactive (250 millones de dólares) que no terminó de cuajar, finalmente en 1998 sería Hasbro Interactive, subsidiaria de la famosa empresa juguetera, quien compraría MicroProse, siendo Falcon 4.0 el título más destacado de esta época, que no sería muy provechosa, ya que Hasbro Interactive cerraría algunos estudios de MicroProse. Finalmente, Infogrames adquiriría Hasbro Interactive en 2001 y se acabaría la historia de MicroProse propiamente dicha, aunque algunas de sus franquicias serían continuadas por la compañía francesa.

En este vídeo podéis ver una entrevista a Sid Meier cuando aún estaba en MicroProse:

Grand Prix Manager 2 (1996)

La Formula 1 siempre ha sido un evento permanentemente presente en el mundo de los videojuegos aunque, habitualmente, desde dos únicos puntos de vista: arcade (sobre todo en la década de los 80) y simulación (tendencia generalizada durante los últimos años). Sin embargo, ha habido algunos intentos de introducir los elementos de mánager a un juego basado en la más conocida competición de motor, algo que parece lógico teniendo en cuenta todos los entresijos que tiene el gran circo de la Formula 1, en lo que se refiere a aspectos apartes de las carreras en sí. Por desgracia, pocos de esos títulos han ido a buen puerto y el análisis de hoy va dedicado a una de las raras excepciones que llegaron a tener una cierta relevancia en el mercado internacional: Grand Prix Manager 2.

La compañía que llevaría a cabo el proyecto sería MicroProse, toda una leyenda de los videojuegos de estrategia y simulacion con títulos como Sid Meier’s Civilization, Railroad Tycoon, F-15 Strike Eagle… dejando el proyecto en manos de Edward Grabowski Communications Ltd. En 1995, ya habían lanzado una primera entrega pero, en esta ocasión, buscaban un punto de vista más «profesional», siendo uno de los mánagers más fieles que se han realizado nunca, no solo en el mundo de las carreras, sino también en títulos deportivos en general.

Nos encontramos ante un título en el que se tiene en cuenta todo tipo de aspectos dentro de la F1, desde los cambios de normativas, circuitos participantes, hasta cualquier elemento más nimio de los reglajes o patrocinios. El título empezaba en la temporada que comenzaba aquel año e iba hacia el futuro, teniendo como misión ir desarrollando y evolucionando el equipo seleccionado (tenemos los reales de esa temporada, más dos ficticios configurables) hasta convertirlo en la más grande escudería de todos los tiempos.

Por un lado, tendremos que encargarnos de los contratos de los pilotos, tanto oficiales como probadores, pudiendo elegir entre los disponibles dentro de la Formula 1 y la categoría inferior de aquella epoca, Formula 3000. Los patrocinios son parte esencial en la vida de la escudería, así que tendremos que ir buscando empresas interesadas en poner su marca en los monos de nuestros pilotos. Para recaudara fondos, podremos hacer uso del merchandising y vender todo tipo de productos como gorras, banderines o incluso triciclos. También tendremos que ir evolucionando el coche, realizando diferentes investigaciones y tests, incluyendo incluso las pruebas del túnel del viento.

Cuando vayamos a iniciar una carrera, primero tendremos que realizar las rondas libres y de clasificación para determinar la posición en parrilla de nuestros coches. Una vez ya clasificados, podremos seleccionar la configuración del coche (neumáticos, alerones, cantidad de gasolina…) que creamos que se adapta al circuito que corresponda en ese momento, así como la estrategia de paradas en boxes que vayamos a llevar. Una vez que comienza la carrera, tendremos una vista cenital del circuito al completo donde podemos ver la evolución de la carrera, apareciéndonos en detalle los eventos más importantes que se realicen en el mismo.

A nivel gráfico nos encontramos con un título sobrio pero funcional en la carrera en sí, mientras que en los distintos menús nos encontramos con una interfaz muy manejable, teniendo en cuenta la gran cantidad de parámetros a manejar. Dichos parámetros son los que le dan una dificultad extrema al título, siendo necesario tener unos ciertos conocimientos sobre el tema para poder obtener resultados satisfactorios. Este hecho, que encandilaría a la crítica por su fidelidad con la realidad, fue el principal impedimento para que llegara al gran público y, probablemente, la razón por la que no se realizaran más secuelas en años venideros. No obstante, este título sería referente para títulos que se lanzarían más adelante como el Grand Prix World.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

F-19 Stealth Fighter (1988)

MicroProse, ya encumbrado como líder en simuladores de vuelo con F-15 Strike Eagle, lanzaría en 1988 otro de sus grandes títulos, F-19 Stealth Fighter, siendo uno de los pocos simuladores basados en dicha aeronave (en buena parte debido al secretismo que acompañan las características de dicho avión, ya que, de hecho, el nombre fue una especulación con la secuencia numérica, finalmente en la realidad sería el F-117 Nighthawk). De nuevo, sería Sid Meier el que estaría detrás de su desarrollo, siendo uno de los últimos simuladores de vuelo a los que se dedicaría (de hecho, posteriormente solo realizaría la segunda entrega de F-15 Strike Eagle). En el proyecto también participaría otro grande del género como es Andy Hollis (Kennedy Approach, Gunship, F-15 Strike Eagle II…). El título sería publicado para PC, Amiga, Atari ST, Commodore 64 y ZX Spectrum.

Tomamos el papel de un piloto de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, que tiene que realizar diversas misiones en distintos puntos del planeta: Libia, Golfo Pérsico, Europa Central y el Cabo Norte. De esta manera tendremos un gran repertorio de misiones inconexas entre sí. Cabe destacar que dichas misiones se adecuan a las supuestas características de indetectabilidad del avión, de tal manera que en buena parte de ellas lo importante será conseguir los objetivos sin ser detectado por el enemigo.

Estas características influirán directamente en la experiencia de juego, ya que nos encontramos ante un avión más lento y menos maniobrable que los de otros simuladores de la época, teniendo menos momentos de confrontamiento directo. Para no ser detectados tendremos que evitar volar rápido, estar a una altura excesiva o tener los compartimentos de disparo abiertos durante demasiado tiempo. Para controlar esto, tenemos en nuestro panel de control un indicador que nos mostrará el nivel de «ocultamiento» que tenemos en cada momento.

Así, cobra especial relevancia en este juego la planificación previa de la misión para encontrar las rutas más seguras. Sin embargo, de vez en cuando habrá elementos externos que nos obligarán a cambiar de planes en pleno vuelo, como puede ser la aparición de un avión enemigo que no esperamos. Evidentemente, podremos intentar atacarlo pero, por las características de nuestra nave, lo inteligente será intentar despistarlo y volver sobre territorio seguro.

A nivel técnico también nos encontramos con aspectos más que interesantes, ya que nos encontramos con unas grandes superficies de terreno, donde nuestro avión se mueve en un entorno tridimensional muy destacado para su época. Sus desarrolladores pusieron especial empeño en la optimización del código para que los movimientos fueran muy fluidos a pesar de las limitaciones de las máquinas de la época. Por otro lado destacan ciertas escenas intermedias, que cambiarán según el desarrollo de nuestras misiones y que ayudan a hacer más ameno al título. Sin embargo, el sonido es bastante pobre, limitándose prácticamente al ruido del motor que, como podréis imaginar, con un speaker es más molesto que otra cosa. Sin embargo, esto no estropea el conjunto, siendo uno de los simuladores más destacados de la década de los 80.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Sid Meier’s Colonization (1994)

Si queremos asociar al mítico Sid Meier a un videojuego que no sea Civilization, probablemente el título que se nos venga a la cabeza sea el que vamos a analizar en esta ocasión. Sid Meier’s Colonization fue desarrollado y distribuido en 1994 por MicroProse para PC, Amiga y Mac. El proyecto se encontraba dirigido por el propio Sid Meier y por Brian Reynolds, conocido por el desarrollo de aventuras gráficas como The Return of the Phantom o Dragonsphere

El concepto de juego es similar a la gran obra de Sid Meier, sin embargo, tiene planteamientos distintos de inicio. Mientras que en Sid Meier’s Civilization tenemos que desarrollar una civilización desde cero, en el juego que hoy nos ocupa tendremos que, al servicio de la Corona, conseguir poder expandir el poder del Reino, lo que hace que este juego esté mucho más enfocado a la microgestión.

Como parece lógico, el inicio de Sid Meier’s Colonization se marca en 1492 con el descubrimiento de América. Inicialmente, tendremos que elegir entre una de las cuatro potencias europeas de la época: España, Francia, Inglaterra u Holanda. Cada una de estas naciones tendrán sus propias características que definirán la partida; por ejemplo, mientras que los holandeses son grandes comerciantes, los españoles basan su expansión en la conquista.

El juego en sí comienza con dos de nuestras unidades dispuestas a encaminarse al desconocido Nuevo Mundo. De esta manera, según las vayamos moviendo iremos descubriendo nuevas zonas del mapa, hasta encontrar tierra firme. Podremos desarrollar la partida sobre un mapa «real», o bien, definir las características del terreno para tener que descubrir un Nuevo Mundo aleatorio.

Los primeros objetivos será establecer contactos con los nativos (ya sea diplomáticamente o a base de repartir leña), y empezar a establecer rutas comerciales y políticas con nuestro Reino. Pero esto esconde un objetivo final, que será el de declararnos independientes de nuestro Reino (entre otras cosas, para no pagar tributos), preparándonos contra los posibles ataques de nuestro «ex-rey».

Como hemos comentado antes, el videojuego se enfoca en la microgestión, por lo que tendremos muchos factores diferentes que controlar, convirtiéndose en uno de los videojuegos de estrategia por turnos más profundos. Tendremos que encontrar un equilibrio entre los bienes que sacamos de los nativos y las comodidades que les damos, para evitar revueltas. De esta manera, no solo tendremos que crear unidades militares, sino también misioneros y sacerdotes que «convenzan» a los nativos de las bondades de sus nuevos gobernantes.

A nivel gráfico, no supone un salto muy grande respecto a Civilization, lo que hace que en su época estuviese un poco desfasado. Esta circunstancia está disimulada por la inclusión de ciertos elementos gráficos intermedios para explicar ciertas situaciones, pero en la parte principal del juego nos encontraremos con un escenario muy similar a su predecesor. A nivel sonoro, si nos encontramos con un producto superior, con una banda sonora de gran calidad, que ayuda excelentemente a la ambientación del título.

En este vídeo podéis ver como es el juego:

F-15 Strike Eagle (1985)

El F-15 Strike Eagle es un conocido cazabombardero biplaza del ejército de los EEUU, que además es usado por los ejércitos de Israel, Corea del Sur y Arabia Saudí. Esta nave ha sido utilizada en diversos enfrentamientos y sería tristemente conocido gracias a la Guerra del Golfo. Dentro de su interés por los simuladores de vuelo, el conocido Sid Meier diseñaría un videojuego basado en este avión y que sería publicado por MicroProse en 1985. F-15 Strike Eagle no solo demostraría el talento tanto de Sid Meier como de Microprose en el género, sino que iniciaría una de las sagas más exitosas de simuladores de combate aéreo, siendo referencia sensible en posteriores videojuegos.

F-15 Strike Eagle cuenta con siete misiones basadas en operaciones reales llevadas acabo en las décadas de los 70 y 80 en Oriente Medio. Las distinta operaciones se basan en cumplir una serie de objetivos, principalmente la destrucción de objetivos tanto terrestres como aéreos. Como es habitual en Meier, se hizo un verdadero esfuerzo en intentar simular al máximo posible el vuelo real, siendo uno de los títulos que mejor lo conseguía, teniendo en cuenta los productos de la época. A pesar de esto, F-15 Strike Eagle era asequible para cualquier tipo de jugador gracias a la inclusión de tres niveles de dificultad y un modo arcade.

Nuestro avión se encuentra equipado con una potente ametralladora, así como de misiles guiados para abatir otros aviones y bombas para los objetivos terrestres. En los ejércitos enemigos nos encontraremos tres tipos distintos de naves basadas en modelos reales y tres tipos distintos de misiles SAM. El control del juego era bastante completo y respondía bastante bien, siendo sensiblemente más satisfactorio cuando se usaba el joystick. En lo que respecta a los gráficos, entre unas versiones y otras las diferencias más notables estaban en las escenas introductorias, ya que el juego en sí era bastante similar, con escenarios amplios pero algo escuetos.

Originalmente el videojuego aparecería para las máquinas de 8 bits (MSX, ZX Spectrum, Apple II, Commodore 64 y Amstrad CPC. A partir de 1992 aparecerían nuevas versiones para NES, Game Boy y Game Gear, de gran calidad y que explotaban muy bien la potencia de estas máquinas. La primera secuela llegaría en 1992 con F-15 Strike Eagle II para PC, Amiga y Atari ST, cuya gran acogida por parte de crítica y público derivaría en un disco de expansión titulado F-15 Strike Eagle II: Operation Desert Storm Scenario Disk basado en la reciente Guerra del Golfo. La última entrega llegaría en 1993 con F-15 Strike Eagle III en exclusiva para PC, siendo toda una maravilla gráfica.

En este vídeo podeis ver como era el juego:

Transport Tycoon (1994)

En 1994 MicroProse lanzaría uno de los mejores (si no el mejor) simulador de compañías de transporte: Transport Tycoon. El proyecto estaba capitaneado por Chris Sawyer (responsable también de la saga Roller Coaster Tycoon) y fue distribuido inicialmente para PC, aunque posteriormente se lanzaría una versión para PlayStation. Con este título tenemos uno de los simuladores de gestión más completos que se han realizado, eso sí, con una curva de aprendizaje lo suficientemente asequible como para que sea uno de los videojuegos más venerados del género.

En Transport Tycoon nos ponemos a los mandos de una compañía de transporte que pretende hacerse con el dominio de las comunicaciones tanto por tierra mar y aire. En el caso de los transporte por tierra, tendremos que ir uniendo distintas ciudades mediante carreteras y vías de tren, y crear las diferentes estaciones en lugares estratégicos. No solo hemos de unir ciudades para transportar pasajeros y sacas de correos, sino que también tendremos que unir las distintas fábricas con los correspondientes puntos de extracción de la materia prima (por ejemplo unir la central eléctirca con la mina de carbón). Además tendremos que crear los depósitos de vehículos donde fabricar y reparar nuestra flota.

Caso parecido ocurre con los transportes por mar y aire, en los que tendremos que situar los distintos puertos y aeropuertos, con sus correspondientes puntos de fabricación. Además de las rutas que podamos crear por nuestra propia iniciativa porque creamos que sea rentable, puede haber subvenciones gubernamentales que serán concedidas a la compañía que realice el enlace primero. Si lo conseguimos nuestra compañía cogera prestigio sobre otras y facilitará nuestro objetivo de monoplizar el transporte. Otro punto a tener en cuenta son las autoridades locales, que nos pondrán trabas a la hora de hacer obras (por ejemplo si pretendemos atravesar una ciudad por una carretera o tirar muchas casas para construir un aeropuerto).

Otro factor importante es el paso del tiempo. Por un lado influirá en los vehículos, ya que mientras más viejos sean más tendencia tendrán a estropearse y se terminarán quedando obsoleto con la salida de nuevos modelos. Además las ciudades se irán desarrollando surgiendo nuevas fábricas y puede darse el caso que ciertos puntos de materia prima se agoten, quedando sus rutas inútiles y empezando a provocar pérdidas. Por otro lado tendremos que construir las carreteras y viascon sensatez, ya que si no podríamos producir accidentes que mermaran el prestigio de nuestra compañía.

Gráficamente estaba algo obsoleto para su tiempo, con una perspectiva isómetrica y gráficos de tan solo 8 bits. Esta pega quedaba eclipsada por la profundidad y calidad del juego, con una jugabilidad envidiable en el género. En el aspecto sonoro contaba con un gran abanico de melodías MIDI compuestas por John Broomhallque hacían más ameno el desarrollo del juego. Cabe destacar la IA que, aunque contaba con fallos que hacía que la máquina a veces realizara rutas poco coherentes, constituía todo un reto ya que las compañías rivales solían hacer rentables operaciones.

En 1995 se editaría Transport Tycoon Deluxe que contaba con un mayor número de escenarios y presentaba diversas mejoras que aumentaban el control sobre la red de transportes. En un principio Sawyer empezó a trabajar en el desarrollo de una secuela, pero terminaría dejando el proyecto para centrarse en RollerCoaster Tycoon. En 2004 Sawyer retomaría el proyecto y lanzaría Chris Sawyer’s Locomotion que resultaría un fracaso tanto de crítica como de público. Por otro lado cabe destacar el desarrollo de nuevas aplicaciones para el juego original por parte de programadores aficionados, que está permitiendo el uso del clásico en sistemas operativos modernos.

En este vídeo podeis ver como era Transport Tycoon:

Airborne Ranger (1987)

MicroProse lanza Airborne Ranger en 1987, con diseño de Lawrence Schick. Tras el lanzamiento de varios simuladores de vuelo, Microprose siguió centrandose en las fuerzas armadas, pero le dio una vuelta de tuerca creando un nuevo genero: la acción táctica. Este género actualmente está bastante de moda con sagas como SWAT y Rainbow Six. En este tipo de juegos lo primordial no es la acción, sino una buena planificación y estrategia ademas de un dominio del sigilo para acometer las distintas misiones, acercando la acción a los jugadores de estrategia. Aunque Airborne Ranger estaba mucho más limitado tacticamente respecto a los juegos acuales, pondría las bases para este tipo de títulos.

En el videojuego nos ponemos en la piel de un paracaidista de las fuerzas armadas de los Estados Unidos. Este tipo de soldado es lanzado tras las líneas enemigas en paracaidas y luego se infiltra y realiza distintas misiones, por lo corriente muy peligrosas. El juego comienza con una visión aerea del avión. Inicialmente lanzamos desde el avión distintos paquetes con equipos medicos, armas y otras cosas que podamos necesitar por el camino. Finalmente el paracaidista salta y al llegar al suelo empezamos a manejarlo en tierra para poder realizar nuestra misión. Tras terminarla debemos trasladarnos a un lugar de recogida.

Existían 12 misiones que pasaban desde capturar altos cargos enemigos, volar arsenales, hacer fotografías etc… Estas misiones se desarrollan en diferentes escenarios que van desde el ártico hasta parajes desérticos. Nuestro protagonista podía arrastrase por el suelo para evitar disparos enemigos, aparte debemos tener cuidado con los campos minados, bunkers, etc… Como nuestra munición es limitada resulta imprescindible recoger los paquetes que hemos ido lanzando. En el caso de ser capturados existía la posibilidad de empezar una misión de rescate con otro soldado. Cada misión exitosa subía nuestro rango hasta llegar a coronel.

El aspecto gráfico inicial era un poco tosco, con unos colores raros, algo chillones, pero una vez que nos habituábamos, podíamos ver la complejidad y el trabajo de los mismos. Los mapas se creaban aleatoriamente, por lo que cada vez que se jugaba era un reto distinto. Lo siguiente que cabía destacar era una inteligencia artificial correcta y una alta dificultad, que hacía de cada misión todo un desafio.

Airborne Ranger fue publicado etre 1987 y 1989 para los ordenadores más importantes de la época, tanto de 8 bits (ZX Spectrum, Commodore 64 y Amstrad CPC) como de 16 bits (IBM PC, Amiga y Atari ST). El videojuego vendría continuado en 1991 por Special Forces, otro simulador militar que permitía el dominio de grupos de fuerzas especiales. Este juego, aunque más completo, no tuvo la repercusión del primero.

En este video podeis ver como era el juego:

Railroad Tycoon (1990)

Railroad Tycoon fue uno de los primeros experimentos de Sid Meier fuera del mundo de los simuladores de vuelo (tan solo había hecho Sid Meier’s Pirates! fuera de ese género). Ya nunca volvería al mundo de los simuladores de vuelo y se quedaría en el género de la estrategia, el cual le ha dado sus mayores éxitos con juegos como Civilization o Colonization. Con Meier el género tendría un renacimiento (y de paso, el propio Meier casi abandonaría por completo su relación con los simuladores de vuelo), cargándolo de buenas y originales ideas que terminarían estandarizándose en el género y de las que Railroad Tycoon es una buena muestra de ello.

En el juego somos un magnate que quiere montar una empresa ferroviaria. Para ello tendremos que controlar tanto la construcción de las vías y estaciones, como adquirir trenes y crear sus horarios. Además tenemos que conseguir un volumen de negocio que sea importante captando al mayor número de pasajeros y negociando con las distintas compañías rivales hasta conseguir ser los números uno.

Empezamos el juego eligiendo la zona donde empezaremos nuestro imperio. Las areas geográficas a elegir eran EEUU (dividido en Oeste, Medio Oeste y Noreste), Inglaterra o Europa (en una escala pequeña en la que solo aparecía de Inglaterra la zona sur). Al principio nos encontrabamos con el terreno completamente vacio, por lo que debemos empezar a poner las vías y estaciones que unirán las zonas interesantes del mapa.

Empezaremos con un millón de dolares para gastos, aunque podremos aumentar esos ingresos por premios al alcanzar diversos objetivos. Los tipos de estación son variadas dependiendo de si tienen un objetivo de mercancía o pasajeros. Según vayamos mejorando podremos hacer mejoras a nuestras construcciones. Cada jugador está limitado a un máximo de 32 estaciones y cada estación tiene un area de influencia de servicio. Dentro de ese area podra coger y dejar mercancias. Aparte tendremos que hacer fábricas de trenes donde crear las locomotoras y los vagones encargados de hacer los transportes.

El juego se desarrollaba durante un siglo en periodos de dos años. Durante ese tiempo teníamos que intentar dejar en la bancarrota a todas las demás compañías que iban surgiendo. Para ello había que escoger cuidadosamente nuestra estrategia, sopesando bien que artículos producían y compraban las distintas estaciones para ver de que mercancías merecía la pena llenar nuestros trenes. La gestión era bastante profunda y compleja, llegando a ser referentes en juegos posteriores del género como Transport Tycoon.

El juego tuvo una buena acogida a pesar de ser de un género minoritario. MicroProse intento sacarle filón de nuevo en 1993 con Railroad Tycoon Deluxe que a pesar de tener novedades y mejoras gráficas, su gran cantidad de errores y su sistema de juego lento lo convirtieron en un fracaso. Tras este chasco no se le daría una nueva oportunidad hasta 1998 con Railroad Tycoon de PopTop Software, con unos buenos gráficos que daban una perspectiva isométrica y que llegó a tener su versión para DreamCast. En 2003 llegaría Railroad Tycoon III desarrollado enteramente en 3D. Recientemente ha salido la última entrega de la saga llamada Sid Meier’s railroads que tiene una novedosa interfaz y unos sorprendentes gráficos en 3D. Cabe destacar como la idea fue cogida por otras compañías que lanzaron tíulos similares como A-Train.

En este video podeis ver como era el juego:

Aquí podeis ver la presentación de la última entrega de la serie: