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Superman (1979)

Portada del juego

Como ya comentamos en el artículo sobre el videojuego arcade de Superman, el «Hombre de Acero» es probablemente el superhéroe por antonomasia de la historia del cómic y un icono por sí mismo de todo el medio pero que, por lo que sea, no ha terminado de cuajar en el mundo del videojuego. Las características propias del superhéroe que dificulta las mecánicas del videojuego, así como títulos especialmente fallidos como Superman 64, han hecho que el ocio electrónico se haya decantado por otros héroes como Batman o Spider-Man.

No obstante, estamos hablando de los inicios del videojuego y entonces parecía bastante lógico traer a Superman, ya que el estreno de la película protagonizada por Christopher Reeve y Marlon Brando estaba muy reciente, y desde Atari tenían bien claro que era un título estupendo para vender para su Atari 2600.

Los píxeles eran demasiado gordos como para hacer las gafas, así que sombrero.

Aún así, el argumento del videojuego no estaba directamente relacionado con la película y lo que hace es tirar de una serie de clichés sobre el personaje que pudiesen adaptarse a las capacidades de la Atari 2600. De esta manera, tenemos que realizar una serie de tareas: arreglar un puente que ha sido destruido, atrapar a Lex Luthor y sus secuaces, y finalmente, ir a una cabina de teléfonos para convertirnos en Clark Kente e ir al Daily Planet a informar.

De los múltiples poderes que posee Superman, en el videojuego quedan plasmados tres: fuerza, vuelo y rayos X. Nuestros poderes estarán en su máximo esplendor a menos que entremos en contacto con la kriptonita que nos dejan los enemigos. Si estamos bajo sus efectos, Superman no podrá volar y se moverá torpemente, a no ser que nos encontremos con Lois Lane y recibamos un beso que nos devuelva las fuerzas. El asunto es fácil, para llegar al Daily Planet hay que cruzar por el puente de marras, así que tendremos que buscar las piezas y reconstruir el puente. Además, tendremos que ir llevando a nuestros enemigos a la prisión que se encuentra en algún lugar de Metropolis.

Parece Spiderman con capa

Técnicamente hay que tener en cuenta que estamos hablando del año 79 por lo que no se podía pedir mucho más a la Atari 2600. Aún así tiene algunos elementos destacables, por un lado, es el primer videojuego de la videoconsola en incorporar la función de pausa al pulsar el botón select. Gráficamente destaca el amplio mapa con el que contaba el juego para lo habitual de la época, mientras que el sonido llegaba a ser realmente molesto. Como curiosidad hablaremos de un bizarro modo de dos jugadores, en el que uno de los participantes controlará los movimientos verticales y otro los horizontales, quedando claro que aún quedaba mucho por pulir sobre este modo de juego.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Ninja Golf (1990)

Hay videojuegos que se convierten en títulos de culto por razones realmente raras y pasan del olvido a la memoria colectiva en un abrir y cerrar de ojos. Ninja Golf fue un videojuego desarrollado por Blue Sky Sofware y lanzado por Atari en 1990 en Norteamérica sin demasiado éxito, de forma exclusiva para una consola que tampoco vendió especialmente, la Atari 7800, dentro de un mercado donde los 16 bits empezaban a emerger.

El juego fue un total desconocido, más allá del recuerdo de algún que otro jugador por lo extraño de su propuesta. Pero en esto, llegan los 2000, la popularización de YouTube y la llegada de los famosos «tops» de toda índole, y nuestro Ninja Golf empieza a ganar popularidad gracias a la rareza que supone su portada, donde se ve un ninja en un campo de golf, portando tanto una katana como una serie de palos de golf.

Y de esta manera, un juego que pasó sin pena ni gloria en su momento, llega a ser conocido mundialmente y, gracias a la emulación, probado por miles de personas. El título del juego nos da buena cuenta de lo bizarro de la propuesta pero no da lugar a engaño, esto es lo que nos trae el juego: ninjas y golf.

En un primer momento, el juego se plantea como un título de golf cualquiera, en la que hay una serie de hoyos a completar e iniciamos lanzando nuestra pelota de golf con nuestro palo correspondiente. La curiosidad se encuentra cuando tenemos que ir a la posición donde ha caido la bola ya que, ha falta de un carrito para trasladarnos, tendremos que ir a pie y una gran cantidad de enemigos nos salen al paso para impedirnos llegar, por lo que el juego se convierte en un beat’em up clásico de perspectiva lateral y desplazamiento horizontal.

Lo interesante está en que el tipo de enemigos y escenario dependerá de a donde hayamos lanzado la bola. Cuando realizamos el golpe, tenemos un pequeño mapa cenital donde indicamos dónde va a caer la bola y nuestro protagonista se trasladará en línea recta, por lo que el escenario depende de dicha trayectoria. Así, si vamos por el fairway nos encontraremos topos y si vamos por el búnker, serán serpientes las que nos ataquen. Independientemente del camino que tomemos, lo que no faltarán son ninjas enemigos que no dudar´´an en atacarnos.

En estas secuencias de acción, nuestro protagonista podrá tanto utilizar patadas y puñetazos para acabar con los enemigos, como estrellas ninja que tendremos en un número limitado pero que podremos ir reponiendo a lo largo de nuestra aventura. De igual manera, podremos encontrar items que nos hacer recuperar nuestra barra de vida o que nos dan invulnerabilidad durante un corto periodo de tiempo.

Al llegar a la zona del green de cada hoyo, cambia la perspectiva y nos deja una visión desde atrás de nuestro protagonista y tendremos que enfrentarnos a un dragón que no parará de escupirnos fuego. Tendremos que combinar nuestras habilidades de esquive para evitar el fuego con el lanzamiento de estrellas ninjas, infinitas en estas fases, para atacar al dragón, acabar con él y completar el hoyo.

Desde el punto de vista gráfico tenemos un trabajo muy loable dentro de las posibilidades gráficas de la Atari 7800, que no eran muchas en comparación con las consolas de la competencia que había en 1990. Tanto personajes como escenarios están bien definidos y ayudan a la inmersión dentro de las distintas zonas de nuestro itinerario. Caso distinto es el apartado sonoro, bastante escaso y poco destacable, pero algo común entre los títulos lanzados para la consola de Atari.

Ninja Golf era una propuesta más divertida de lo que pudiese parecer en un principio y quizá si hubiese sido pulido un poco más y lanzado para otras plataformas (la Atari 7800 se encontraba agonizando en aquella época), habría tenido una cierta relevancia en su momento. Sin embargo, como comentamos, el juego estuvo en los cajones del olvido durante muchos años

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

David’s Midnight Magic (1981)

Aunque realmente sean disciplinas diferentes, los videojuegos y los pinballs siempre han estado relacionados. Su ubicación en bares o salones recreativos, el estilo de cabina o la necesidad de insertar una moneda para poder empezar una partida, han hecho que las generaciones de las década de los 70 y 80, los hayan metido en un mismo saco.

Por ello, no es raro que en el nacimiento de los videojuegos hubiese intentos de recrear las máquinas de pinball. Inicialmente, todo era muy conceptual, simplemente con una bola y unos flippers que la golpearan, pero con unos diseños muy toscos y una física no perteneciente a este planeta, como es el caso del Video Pinball de Atari.

Sin embargo, según el dominio de las distintas máquinas se hacia mayor por parte de los programadores, cada vez se iba intentando buscar una experiencia realista que evocara a la sensación real de jugar a una de estas máquinas. Curiosamente un buen campo de pruebas para este tipo de juegos fue el Apple II, donde muchos aprendices de programador experimentaban con las matemáticas para darle el comportamiento correcto a la bola. El siguiente paso lógico era emular un pinball real, y esto ocurrió en 1981 por partida doble con Raster Blaster y el juego que nos ocupa: David’s Midnight Magic.

David Snider era un programador de Apple II que publicó un par de juegos a través de Brøderbund y este David’s Midnight Magic fue su título debut. Para su desarrollo se inspiró en una máquina de pinball real, Black Knight, que estaba de moda en aquella época (no en vano, Williams la había lanzado un año antes). Aunque las limitaciones técnicas no permitían recoger nada de la temática medieval de la máquina original, basta echarle un vistazo para comprobar que todos los elementos se encuentran ubicados en similares lugares.

David’s Midnight Magic nos presenta la experiencia más realista posible por aquella época, con el panel frontal de puntuaciones al lado izquierdo, el título permite la participación de hasta cuatro jugadores por turnos, y la mesa de juego a la derecha. A nivel de tratamiento de físicas de la bola, el juego es muy similar al Raster Blaster que salió nueve meses antes, pero debido a la complejidad del pinball en el que está basado, David’s Midnight Magic tiene bastante más características implementadas: control de una segunda pareja de flippers en la parte superior, implementación de multiball; así como el desarrollo del sistema de faltas TILT, en el cual podemos «golpear» la máquina por los laterales para modificar la trayectoria de la bola pero, si lo hacemos en exceso, provocará la falta y los flippers dejarán de estar operativos.

A nivel visual también supone una mejora respecto a Raster Blaster ya que, aunque fue desarralloda para la misma máquina, el aspecto de David’s Midnight Magic es mucho más colorido y atractivo, además de tener un catálogo de efectos sonoros mayor. De hecho, la prensa especializada de la época comparó continuamente ambos juegos, dando al título de Spider como claro ganador, que incluso llegó a conseguir el premio a mejor videojuego de ordenador del año, otorgado por la revista Electronic Games en sus Arkie Awards en su edición de 1982. Todos estos elementos hicieron que Brøderbund distribuyera el videojuego a más plataformas: Atari 2600, Atari 8-Bit, Commodore 64 y PC.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Obélix (1983)

Astérix el Galo es, sin duda, la serie de cómics más conocida proviniente desde Francia. La obra de Goscinny y Uderzo, además de ser prolífica, ha tenido todo tipo de traslaciones a otros medios, en especial en el mundo del cine y la animación. El mundo del videojuego no es una excepción y, actualmente, es noticia el remake de Asterix & Obelix XXL, casi 15 años después de su salida original.

Pero las primeras iteraciones dentro del ocio electrónico datan de 1983 dentro del catálogo de Atari 2600. Concretamente dos títulos, Astérix (que no era más que una adaptación de Taz para Europa modificando los sprites) y el que hoy nos ocupa. Aunque el protagonista de los cómics es Astérix, su carismático e inseparable compañero ha tenido tanto calado entre el público que, popularmente, se suele referir a la serie como Astérix y Obélix. Por ello, no parece un riesgo darle el nombre del coprotagonista al título del videojuego, probablemente por la coincidencia con el otro videojuego que hemos comentado y que, en esta ocasión, si se tratabe de un título totalmente original.

Para seguir con la paradoja del título, resulta que, de hecho, a quien manejamos más activamente en el videojuego es a Astérix, que se encuentra en la parte inferior de la pantalla. En dicha zona, existen cinco senderos unidos por puentes representados torpemente por una barra de color marrón rojizo y que son la única vía para cambiar de sendero por parte de Astérix. En dichos senderos podremos ver dos tipos de romanos, los legionarios gordos y los espigados centuriones. Estos últimos concederán más puntos y, en ciertos momentos, pueden tener una velocidad mayor.

Inicialmente, los romanos se encuentran en color azul y pueden ser aturdidos por Astérix al entrar en contacto con ellos. Una vez realizado esto,  el romano correspondiente quedará inconsciente por un breve periodo de tiempo, pasando a ser de color blanco, durante el cual Obélix debe lanzarles un menhir. Para esto, debemos de pulsar el botón de acción justo cuando Obélix, que se mueve de forma automática de un lado a otro, esté en línea vertical y deje caer el menhir. Si acertamos, el romano desaparecerá y se nos mostrará en número romanos la cantidad de puntos que se añaden a nuestro marcador.

Pero en el caso de fallar, el romano se recuperará y se pondrá rojo de furia. En este estado su velocidad es mucho mayor y, en este caso, Astérix pasa a ser vulnerable ya que si el romano en cuestión le alcanza perderá una vida. Llegados a este punto la única solución está en la poción mágica de Panoramix el cual, de forma aleatoria, aparecerá en la parte superior para sustituir a Obélix y lanzar una cantimplora con poción. Si Astérix consigue recoger dicha poción, no solo pasará a ser invulnerable por un periodo limitado de tiempo, sino que podrá eliminar a los enemigos romanos. Tras varias ráfagas de enemigos, la pantalla habrá quedado vacía, pasando al siguiente loop de dificultad superior.

Cabe destacar en Obélix que tiene una jugabilidad algo más compleja y original de lo habitual en el excesivamente extenso catálogo de Atari 2600. De hecho, estamos ante un juego superior al clon que era el videojuego protagonizado por Astérix. A nivel gráfico tenemos luces y sombras. Si bien los personajes principales – Astérix, Obélix y Panoramix – son claramente reconocibles, el resto de elementos es demasiado simple. Aunque los romanos cumplen, quizá podría haberse buscado una manera alternativa de representar los distintos senderos y puentes.

No obstante, esto no resta jugabilidad al título, el cual aguanta mejor el paso del tiempo que otros juegos contemporáneos, en buena parte gracias a una curva de dificultad mucho más ajustada que otros videojuegos para Atari 2600 de la época.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Sorcerer’s Apprentice (1983)

De la vasta producción que Walt Disney realizó en vida, su proyecto más querido fue aquel que menos alegrías le dio en su momento. Fantasia, película realizada en 1940, era un salto a una temática más profunda y adulta, aunando la animación con las grandes obras de la música clásica. Si bien estamos ante una obra maestra en su género, lo cierto es que el público no la aceptó en su momento ya que esperaban una obra del estilo de las anteriores Blancanieves o Pinocho. Disney se olvidó de este tipo de proyectos y volvió a la senda del éxito con películas como Dumbo o Bambi.

No sería hasta muchos años más tarde cuando se le reconoció el mérito a Fantasia y terminó por convertirse en obra de culto e incluso tener una secuela bajo el nombre de Fantasia 2000. A pesar de su falta de éxito inicial, la sección de El aprendiz de brujo siempre tuvo cierto éxito, ya que la protagonizaba Mickey Mouse y resultaba la parte más divertida del film, cuando el ratón hacía la trastada de robar el gorro de mago y dar vida a las escobas.

Como si de un efecto del karma se tratase, resulta que una de las películas que fracasó en vida de Walt Disney, dio como resultado uno de los videojuego más interesantes de Atari 2600. Sorcerer’s Apprentice está basado precisamente en la secuencia de la película de El aprendiz de brujo y con perspectiva podemos decir que estamos ante un juego notable dentro del extensísimo catálogo de la consola de Atari.

El juego se basa en tres escenarios (las montañas, el pasadizo y la caverna) donde se desarrolla la acción de una forma infinita con dificultad creciente según transcurre el tiempo. El objetivo es conseguir retrasar el máximo tiempo posible que la caverna se inunde por culpa de las escobas hechizadas que no paran de llenarla de agua. Para ello comenzaremos en la zona de las montañas donde tendremos que ir recogiendo las estrellas con nuestro sombrero mágico, moviendo a Mickey al efecto, para evitar que lleguen al suelo y se conviertan en más escobas. De igual manera, podemos eliminar estas estrellas a distancia gracias a las bolas mágicas que lanza y dirige Mickey. Por otro lado, también aparecerán meteoritos que, al ser impactados por las bolas mágicas, se transformarán en un par de cubos vacíos que utilizaremos para achicar agua.

En la parte inferior de la pantalla podremos ver, además, una barra que nos va indicando a que altura está el nivel del agua en la caverna, el cual aumentará según caigan más estrellas. Cuando veamos que el nivel empieza a ser peligroso, podemos bajar por el pasadizo y llegar hasta la caverna. En dicha zona, nuestra misión será la de ir eliminando las escobas pasando por encima de ellas y facilitar el trabajo de los cubos que empezarán a achicar el agua. En esta acción hay que tener cuidado de no caerse por las escaleras, ya que tendríamos que volver a pasar por el pasadizo. Una vez que ya hayamos conseguido achicar todo el agua o cuando nos hemos quedado sin cubos en la reserva, podemos volver a la caverna a comenzar de nuevo el ciclo.

Desde el punto de vista técnico, el juego cuenta con una implementación más que correcta para lo que nos podemos llegar a encontrar en Atari 2600. La figura de Mickey es fácilmente reconocible y los elementos de pantalla se mueven con fluidez, no teniendo problemas graves de detección de impactos. Así mismo, se puede oír de forma reconocible la melodía clásica correspondiente a ese pasaje aunque, por desgracia, suena cada vez que sube el nivel del agua por lo que termina por entrecortarse y puede llegar a ser molesto. Para terminar, cabe destacar los distintos niveles de dificultad en los que se determina la velocidad en la que pasa todo, existiendo incluso un nivel para niños pequeños donde la evolución es mínima.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Canyon Bomber (1978)

Canyon Bomber coverEn los albores del videojuego. con Atari dominando el aún pequeño mercado, fueron múltiples las máquinas simples en blanco y negro que fue lanzando. Como podéis imaginar, estos primeros videojuegos tenían un espíritu totalmente simple y arcade, y en muchas ocasiones, planteados para ser experimentados entre dos jugadores – tendencia que sería recurrente con su llegada a los dispositivos domésticos. Canyon Bomber, desarrollado por Howard Delman y publicado en 1978 podría ser un buen ejemplo de esto.

Canyon Bomber nos plantea un reto muy simple, tenemos una vista frontal de un desfiladero en el que se encuentran una serie de bolas con unos números escritos en ellas que representan la puntuación. Periódicamente, cada uno de los jugadores manejará algún tipo de aeronave que saldrá por cualquiera de los dos laterales y tendrá que ir lanzando bombas para destruir dichas bolas y acumular puntuación, ganando el que la tenga más alta.

Caynon bomber screenshot 01Para esta operación, cada jugador tendrá que tener en cuenta la inercia del propio artefacto volador, ya que influirá en la trayectoria de nuestro proyectil. Si bien hay un tiempo máximo para realizar dicha operación, se cuenta con un handicap adicional, ya que solo se nos permiten tres lanzamientos sin acertar en ninguna bola. De darse ese caso, el jugador correspondiente dejará de participar y el otro podrá dedicarse a seguir acumulando puntos.

Este sencillo planteamiento probablemente tuvo un trabajo más concienzudo de lo que podría pensarse por parte de Delman. Teniendo en cuenta el contexto temporal, la inercia de los proyectiles es bastante realista y las colisiones con las balas son perfectas, no desapareciendo simplemente, sino dejando caer las que se encontraban en una posición superior. Por otro lado, también implementó una inteligencia artificial bastante simple que prácticamente se limitaba a lanzar proyectiles de forma cuasialeatoria, pero suponía una alternativa a la falta de un segundo jugador humano.

canyon bomber screenshot 02La versión de Atari 2600 llegó ese mismo 1978 y tiene una mecánica muy similar, aunque con el colorido propio que proporcionaba la consola. Además, contaba con una variación denominada Sea Bomber, que se trataba del mismo concepto pero ambientado en el mar.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Moon Patrol (1982)

Sin lugar a dudas, Irem es una de las grandes compañías de la historia de los videojuegos, sobre todo si nos referimos a los arcades de la década de los 80. Ninja Spirit, Hammerin’ Harry, R-Type o Lode Runner, son títulos por todos reconocibles pero que quizá han proyectado una sombra demasiado alargada sobre sus propias producciones. Antes de esa terna de títulos que llevarían a Irem a su fama internacional, la compañía nipona lanzó un videojuego que le posicionaría dentro de los salones recreativos. Se trata de Moon Patrol, un videojuego que sería distribuido en Japón en 1982 por la propia Irem pero que licenció a Williams Electronics para su distribución en Norteamérica, lo que sería clave para su éxito.

Moon Patrol lo podríamos enmarcar dentro del subgénero de los run & gun pero, como podéis suponer, esto es un poco relativo, ya que hablamos en una época en la que los videojuegos aún estaban en pañales y todas esas denominaciones llegaron a posteriori. El argumento se establece en un futuro no definido, donde nuestro rol es el de un oficial de policía asignado al sector 9 de Luna City, una supuesta ciudad que se habría establecido en nuestro satélite, donde se suelen concentrar los matones de la galaxia. Evidentemente, nuestra misión es la de ir acabando con todos los ataques enemigos al tiempo que evitamos los distintos obstáculos que se nos presentan.

El sistema de juego nos presenta un punto de vista lateral con un scroll de desplazamiento horizontal, una perspectiva y un desplazamiento que, aunque no es el primer videojuego que lo utilizaba (los shooters tipo Defender lo habían hecho ya años antes), si es cierto que no se habían visto títulos que lo utilizaran con tanta suavidad y con tantos elementos en movimiento.

En la parte superior tenemos un tablero marcador, básico para entender nuestro avance en la partida. Por un lado nos encontramos con una barra que nos va indicando el avance de nuestro vehículo a través de la superficie lunar. Por otro, tenemos tres indicadores de colores: el superior nos avisa de ataques aéreos, el central nos avisa de minas en las proximidades y el inferior indica que van a aparecer enemigos por nuestra retaguardia. No obstante, hay que tener cuidado con peligros de los que no avisan los indicadores como las rocas o los socavones, los cuales pueden estar provocados por los ataques aéreos.

En la lucha contra estas adversidades, nuestro vehículo lunar tiene la capacidad de saltar para sortear enemigos y obstáculos, además de un doble disparo (vertical hacia arriba y horizontal en el sentido de la marcha) que nos permite atacar enemigos y destruir proyectiles que vengan en nuestra contra. De esta manera, en cada uno de los segmentos del recorrido, nos irán apareciendo distintas olas de enemigos avisados por el indicador. Una vez llegado al punto de control correspondiente, si nuestra puntuación es destacable conseguiremos algún tipo de recompensa. El juego nos solicitará terminan el recorrido dos veces para poder acabar el juego.

Como hemos indicado antes, del apartado técnico lo más destacado es el uso del scroll sobre un fondo muy colorido para lo que se podía ver en otros títulos de la época. Esta característica fue heredada correctamente por regla general en las múltiples conversiones a dispositivos domésticos, donde especialmente Atari apostó por este título para sus consolas, llegando incluso a tener una versión para Atari ST tan fiel al original, que estaba bastante por debajo de las posibilidades de su hardware. Posteriormente, Moon Patrol es un habitual en los recopilatorios de clásicos arcade.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Indiana Jones and the Temple of Doom (1985)

Indiana Jones suele ser un personaje recurrente dentro de los videojuegos pero de forma casi exclusiva dentro de los dispositivos domésticos. El juego que hoy vamos a comentar es una excepción con una visita por parte de Indy a los salones recreativos. Aprovechando el tirón de la película de 1984 Indiana Jones y el Templo Maldito, Atari usó la licencia que tenía sobre la película, para llevar en 1985 al mundo arcade las aventuras del más famoso arqueólogo.

El juego se centra en la infiltración de Indy en la guarida de los Estranguladores. Allí tendrá que liberar a los niños que trabajan como esclavos, recolectar las piedras de Sankara del templo de Kali y, finalmente, acabar con el malvado Mola Ram.

Aunque al final del juego contamos con el enfrentamiento con Mola Ram, básicamente el juego está estructurado en tres tipos de niveles que habrá que repetir varias veces. El primero de ellos se localiza en las minas subterráneas, donde tendremos que liberar a los diferentes niños esclavos, los cuales están encerrados en jaulas y que liberaremos utilizando nuestro látigo sobre las cerraduras. Las minas tienen una forma de laberinto que hará que tengamos que explorar bastante hasta encontrar a todos los niños. Nuestros enemigos serán los miembros de los Estranguladores, las caídas a gran altura y los corazones de fuego que, eventualmente, nos lanzará Mola Ram, contando como única defensa con nuestro látigo.

Una vez hayamos rescatados a los niños tenemos que escapar de la mina usando para ello una vagoneta, con lo que comenzaremos el segundo nivel. De esta manera se recrea una de las escenas más míticas de la película con la persecución en la vagoneta. Pasamos a una perspectiva isométrica manejando la vagoneta de Indy quien tendrá que evitar ser alcanzado por la vagoneta enemiga. Para ello puede usar directamente su látigo contra ella o bien tumbar barriles o piedras en las vías. Hay que ser cuidadoso a la hora de seleccionar nuestra ruta para evitar trampas y enemigos, así como conseguir una velocidad que nos permita escapar, pero que no haga imposible de controlar nuestro vehículo.

Tras esto pasaremos al templo, donde tendremos que coger una de las piedras de Sankara, evitando una serie de trampas. Cuando hemos realizado esta secuencia tres veces, pasaremos a la fase del puente de cuerdas, donde tendremos que mover a nuestro protagonista a izquierda y derecha para evitar que pierda el equilibrio. Si conseguimos llevar las piedras de Sankara al otro lado del puente, conseguiremos acabar con Mola Ram.

El interés del juego no va mucho más allá del uso de la licencia, la cual está bien ambientada pero su jugabilidad peca de simpleza. Probablemente, de no ser inspirado por Indy, este juego habría caído en el olvido. A nivel técnico no es especialmente destacable más allá de las voces digitalizadas de Harrison Ford y el uso de la banda sonora de John Williams. No obstante, Atari iba a aprovechar su licencia y realizaría conversiones para todo tipo de dispositivos domésticos de la mano de US Gold, con desigual fortuna a la hora de la conversión pero buenos resultados en líneas generales en lo que se refiere a ventas.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Centipede (1980)

Centipede es un videojuego de Atari que llegaría a los salones recreativos en 1980. El título fue desarrollado por todo un clásico de los primeros años de la compañía norteamericana, Ed Logg (Asteroids, Lyle Rains) y que con Centipede se encontraba ante un reto muy especial: desarrollar uno de los primeros videojuegos en incorporar inteligencia artificial. Para ello contaría con la ayuda de Dona Bailey, toda una experta en esta materia y que, de esta manera, se convertiría en una de las primeras mujeres involucradas en el desarrollo de videojuegos.

La premisa del juego es muy simple, tendremos que ir pasando nivel a nivel, destruyendo en cada uno un ciempiés gigante que no dudará en devorarnos, amén de un sinfín de insectos de gigantescas proporciones con las mismas intenciones que el miriápodo.

Centipede es un shoot’em up vertical, en el cual nuestro personaje, representado por una cabeza de aspecto élfico, podrá moverse en el tercio inferior de la pantalla, disparando un laser de abajo arriba. El escenario es una gran extensión donde se encuentran colocadas una serie de setas y de la parte superior aparecerá un ciempiés que se ira moviendo de arriba a abajo y de forma lateral, teniendo en cuenta que al encontrarse con una seta variará el sentido de su movimiento.

Si disparamos a una parte del ciempiés, ésta desaparecerá y se convertirá en una nueva seta, lo que hace aún más errático el movimiento del ciempiés, Como podéis imaginar, las setas se convierten en un verdadero problema, ya que un área con muchas setas hará descender al ciempiés rápidamente,  por lo que también podremos destruirlas si impactamos un cierto número de veces sobre ellas. Si el ciempiés llega al borde inferior de la pantalla, volverá a subir, pero se quedará en la zona de movimiento del personaje, pudiéndose regenerar.

El problema no se limita al ciempiés, ya que según vayamos avanzando en los niveles, aparecerán otro tipo de insectos como arañas, escorpiones (que vuelven venenosas las setas) o pulgas (que pueden generar setas). El movimiento de estos enemigos no responden tanto a patrones y se irán desplazando dependiendo del lugar donde se encuentre nuestro personaje.

A nivel técnico no supone ningún avance espectacular, más allá de los conatos de inteligencia artificial que se le implementaron a los insectos, bastante avanzados para la época. Si es cierto que el sistema de juego es más complejo de lo habitual y en muchas ocasiones daba respeto a jugadores inexpertos. Por lo demás, dentro de las posibilidades del hardware de Atari de la época.

A pesar de su peculiaridad, el juego funcionó bastante bien y surgieron infinidad de clones de otras compañías. Por su parte, Atari lanzaría el juego para sus consolas, mientras que a lo largo de los años, diversas desarrolladoras sacarían versiones para distintas plataformas, llegando las últimas hasta nuestros días para dispositivos móviles. Por otro lado, Ed Logg desarrollaría una secuela bajo el nombre de Millipede en 1982, de características similares pero con alguna meora técnica.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego

Time Pilot (1982)

Time Pilot es un matamarcianos que fue desarrollado en 1982 por Konami, bajo diseño de Yoshiki Okamoto (un destacado diseñador que ha trabajado en títulos de referencia tanto de la propia Konami como de Capcom). La distribución fue llevada a cabo por Konami en Japón, por Centuri en Estados Unidos y Atari en Europa. Su buena acogida como arcade terminaría llevando al lanzamiento en 1983 de conversiones para Atari 2600, ColecoVision y MSX. En 1984 se lanzaría una secuela con diversas mejoras bajo el título de Time Pilot ’84. Más recientemente hemos podido ver a Time Pilot en un remake que fue lanzado para el servicio XBox Live Arcade.

En Time Pilot manejamos una nave del futuro que tiene que ir viajando en el tiempo a rescatar a diversos compañeros de escuadrón que se han quedado atrapados en diversas épocas. De esta manera viajaremos a 1910, 1940, 1970, 1982 y 2001, en busca del rescate de nuestros compañeros.

En cada una de estas épocas, nos atacarán olas de vehículos aéreos bélicos del momento (por ejemplo, en 1910 serán biplanos, en 1970 helicópteros y en 2001 OVNIS) y aparecerán nuestros compañeros en paracaidas que, al rescatarlos, aumentarán nuestra puntuación. Para pasar el nivel tendremos que acabar con 56 de estos enemigos y entonces aparecerá un jefe final acorde con cada época (zeppelines, B-52s, etc…), sin dejar de aparecer nuevas olas. Una vez que acabemos con el jefe final, pasaremos al siguiente nivel. Una vez terminados todos, volveremos al primero con dificultad incrementada.

El principal punto destacable de Time Pilot se encuentra en su jugabilidad, ya que podremos mover nuestra nave en todas las direcciones del plano bidimensional, acompañándonos el «scroll» en el sentido en que pilotemos. Ese mismo sentido nos hará de punto de mira y será en la dirección en la que realizaremos los ataques. Esta libertad de movimientos hace de Time Pilot un videojuego extraordinariamente dinámico, ya que permite la aparición de más enemigos y a más velocidad.

En el trabajo técnico, nos encontramos con una labor encomiable en el apartado gráfico, de tal manera que encontramos una buena localización de cada una de la épocas, con diseños de enemigos y fondos acordes a cada uno de ellas. El apartado sonoro se limita a una pequeña tonadilla antes de cada nivel y a los sonidos de disparo y explosión que son algo simples pero cumplen su cometido.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego: