Si en una coctelera virtual metiésemos el Super Mario Kart, Road Rush y la serie de dibujos animados Los Autos Locos, lo que nos saldría como resultado probablemente fuese muy parecido al juego que hoy nos ocupa: Street Racer. Este título, lanzado originalmente por Ubisoft para Super Nintendo en 1994, entra dentro de la ingente cantidad de videojuegos de karts que salieron a principios de los 90 intentando seguir la estela del juego de Nintendo, y al que cada compañía intentaba aportar una mecánica diferenciadora. En este caso, el videojuego desarrollado por Vivid Image nos da una versión más pendenciera y menos amigable que el juego protagonizado por Mario y compañía.
Street Racer nos presenta a ocho corredores distintos extraordinariamente esterotipados y con un vehículo acorde a dicho estereotipo. Cada uno de ellos tendrán distintos atributos de velocidad, aceleración, manejo, ataque y defensa, siendo un juego en el que las diferencias de estos atributos si quedan muy patentes en la carrera.

Durante la carrera, al estilo de Road Rush, podremos golpear a izquierda y derecha para intentar impactar a los coches rivales (siendo en este punto donde son fundamentales los atributos de ataque y defensa). A esto se incluye también un ataque frontal para atacar a los corredores que tengamos delante. Aparte tenemos la posibilidad de utilizar turbos, que se van incrementando cada vez que finalizamos una vuelta y que también podemos encontrar en forma de item en el circuito y que nos dan una aceleración extra durante un cierto periodo de tiempo. Otro de los items a recoger es el kit de reparación, esencial cuando por ataques de enemigos la resistencia de nuestro vehículo esté baja. Por último, cada uno de los personajes tiene un tipo de movimiento especial (velocidad extra, ralentización de enemigos, volar…). En nuestra contra tendremos las minas que pueden aparecer en el circuito y bombas con temporizador, las cuales podremos pasar a otro corredor impactando con el mismo.

En cuanto a modos de juego, es un título excepcionalmente variado. Tenemos un modo Campeonato con tres niveles de dificultad (bronce, plata y oro) con multitud de circuitos que además se pueden configurar en un campeonato personalizado. Dicha competición se realiza por puntos, los cuales no solo están definidos por las posiciones, sino que hay posibilidades de conseguir puntos extras recogiendo estrellas por el circuito o consiguiendo la vuelta rápida. En el modo Head-to-Head hacemos una competición 1 vs 1, muy interesante en las opciones multijugador. Aparte tenemos dos modos especiales: Soccer, donde se deben jugar partidos de fútbol conduciendo; y Rumble, donde el objetivo es echar de la pista al resto de corredores.
A nivel técnico, nos encontramos con un juego muy destacado en todas sus versiones. En la versión original de Super Nintendo vemos un buen trabajo de aprovechamiento de la máquina y un excelente uso del Modo 7. Cabe destacar el gran trabajo artístico realizado con los fondos, muy variados y llenos d detalles. Como no podía ser de otra manera en la 16 bits de Nintendo, el audio va con todo el esplendor posible de la época.

Evidentemente no podemos hablar de un videojuego que rebose originalidad, pero picando de aquí y de allá terminó un juego bastante solvente y muy divertido, mejorando en algunos puntos a sus inspiradores. Esto fue recibido así por parte de crítica y público, y provocó muchas más conversiones de lo que originalmente se había pensado: Mega Drive, SEGA Saturn, Game Boy, PC, Commodore Amiga y Sony PlayStation.
En este vídeo podéis ver la versión de PlayStation:














En esta ocasión tenemos un videojuego que tuvo cierto éxito en el mundo occidental, pero que no todo el mundo conoce su origen e historia. Se trata de Warriors of Fate (secuela de Dinasty Wars), una adaptación del título japonés Tenchi wo Kurau II, que está basado en un cómic manga conocido como Tenchi wo Kurau. Dicho cómic se encuentra inspirado en una tradicional novela histórica china, escrita en el siglo XIV por Luo Guanzhon, con el título de El Romance de los Tres Reinos, localizado en los ultimos años de la dinastía Han y los Tres Reinos, que terminaría con la unificación en el año 280. El videojuego fue desarrollado y distribuido por
El tratamiento de la historia en el videojuego varía según la versión. En la japonesa es bastante fiel a la novela original, narrando los hechos entre los reinos de Shu (liderado por Liu Bei) y Wei (liderado por Cao Cao). En la versión occidenta se pierde la historia de los Tres Reinos, localizándose en un lugar ficticio y cambiando los nombres por otros de corte mongol: Akkila-Orkhan (Cao Cao) y Kuan-Ti (Liu Bei), donde los cinco protagonistas del juego tendrán que luchar contra los intentos de conquista del enemigo.
Estos cambios de nombre también se darán en los cinco personajes seleccionables, mientras que en la versión japonesa podremos elegir entre Zhang Fei, Guan Yu, Zhao Yun, Huang Zhong (cuatro de los famosos Cinco Generales Tigre) y Wei Yan, en la versión anglosajona nos encontraremos con nuevas denominaciones, pero con el mismo reparto de armas y habilidades para cada uno.
El juego es un beat’em up dividido en 9 niveles, donde nos aparecerán todo tipo de enemigos inspirados en el medievo chino y encontrándonos como jefe final en cada una de ellas, a uno de los hombres de confianza de Cao Cao. El juego permite hasta tres jugadores simultáneos, que contarán con dos botones de acción (ataque y salto), siguiendo el estandar de los beat’em up de la compañía nipona. Destaca la posibilidad de hacer uso de diversas armas que nos encontramos en el camino y la monta de caballos de batalla.
En el aspecto técnico nos encontramos con un videojuego algo superior a otros similares de la misma compañía. Con un cierto aire manga, nos encontramos a unos grandes personajes que se mueven con soltura, además de contar con un scroll realmente suave. Cabe destacar la importancia que se le da en este título al uso de las armas, frente a otros beat’em up. En el aspecto sonoro nos encontramos con una banda sonora con el sello claro de Capcom y un buen catálogo de efectos sonoros.