Lotus: The Ultimate Challenge (1992)

El juego que hoy nos ocupa es un caso del todo curioso ya que, dependiendo de la plataforma que nos refiramos nos encontramos con un videojuego único, el segundo de una saga o el tercero de otra. Todo este galimatías tiene una explicación desde el éxito y la diversificación de la saga Lotus.

Esta serie de videojuegos de conducción tiene su origen en 1990 cuando Gremlin Graphics lanza para Commodore Amiga y Atari ST Lotus Esprit Turbo Challenge, existiendo versiones de 8 bits para ZX Spectrum, Amstrad CPC y Commodore 64 . El juego tuvo una acogida lo suficientemente buena como para la llegada de una segunda entrega bajo el título de Lotus Turbo Challenge 2 y la ampliación de las plataformas de lanzamiento de 16 bits con una versión para Mega Drive donde se eliminó el guarismo en el título. Y con esto llegamos a la tercera entrega de la saga original para Amiga y Atari ST que tendría de título  Lotus III: The Ultimate Challenge, para Mega Drive fue la segunda y se llamó simplemente Lotus II, y, por último, se estrenó en el mundo del PC bajo el título de Lotus: The Ultimate Challenge.

La mayor sorpresa vino sin duda desde el punto de vista del PC, donde la saga era desconocida pero se demostró que podría haber estado en el mercado de los compatibles desde el primer momento, con un resultado bastante interesante desde el punto de vista de las ventas. Particularmente en España, se convirtió en un videojuego bastante popular gracias a ser la tercera entrega (tras Indiana Jones y la Última Cruzada y The Secret of Monkey Island) de la colección Maxi Juegos para PC que apareció en los kioskos y que fue muy popular tanto cuando salió a la venta, como en las ferias de libros con las sobras de stock.

Entrando en el juego en sí, tiene un estilo continuista respecto a las entregas anteriores pero aumentando exponencialmente las posibilidades de los distintos modos de juego, en especial en lo que se refiere a los circuitos. Este nuevo título incluía el editor R.E.C.S. que, según la campaña de márketing, permitía la creación de hasta 5 trillones de pistas distintas. Aunque no dejaba de ser cierto, esta cifra hay que pillarla con cautela: el tan cacareado término «procedural» que tan de moda puso el lanzamiento de No Man’s Sky, no es un invento nuevo ni mucho menos.

El juego cuenta con 13 escenarios distintos (nieve, obras, lluvia, espacio, montaña, etc…), a los cuales se les puede poner un valor en procentaje a una serie de ocho parámetros (cantidad de curvas, desniveles, longitud, etc…), una dificultad de 0 a 100 y si se trata de un circuito cerrado o de una ruta por etapas. Haciendo usos de las matemáticas y la combinatoria, efectivamente, combinando todos los parámetros nos generaba una barbaridad de circuitos ligeramente distintos que, además, nos proporcionaba un código de doce caracteres para poder repetir el mismo circuito sin necesidad de recordar la combinación.Evidentemente, tal cantidad de circuitos da una vida prácticamente al juego, pero tener tantas opciones puede ser abrumador para el jugador, por lo que el título también proporciona tres torneos predefinidos con distinta dificultad. Las opciones no se acaban aquí, ya que también podemos definir que las carreras sean contrarreloj o por clasificación por puestos, cambios automaticos o manuales, la posibilidad de jugar con dos usuarios humanos en pantalla partida o incluso si queremos que la aceleración sea pulsando la cruceta o los cursores hacia arriba, o bien pulsando un botón al efecto.

A estas alturas, Lotus: The Ultimate Challenge ya ha demostrado que es una verdadera bestia a nivel de configuración pero hay que ver si a nivel jugable aguanta el tipo. Como hemos indicado al principio, el estilo de juego es continuista respecto a la saga y es la sensación que da al ponerse a los mandos. Nos encontramos ante un juego de conducción totalmente arcade con la típica vista trasera y con nuestro vehículo ligeramente superior en cuanto a velocidad punta respecto a los contrarios. Esto no significa que conseguir el primer puesto vaya a ser tarea fácil, ya que los escenarios están repletos de obstáculos que, para más inri, solo nos afectan a nosotros y no a los vehículos controlados por la computadora. A esto hay que sumar que tenemos que vigilar el depósito de carburante para evitar quedarnos parados, teniendo que hacer cálculos de cuando repostar al principio de la carrera, ya que los puntos de repostaje se encuentran solo justo después de cada punto de checkpoint.

El control responde bastante bien y es muy suave, y la detección de impactos es correcta. Respecto a esto último, el título no penaliza en demasía los impactos tanto con otros vehículos como con los obstáculos y se limita a reducir nuestra velocidad y desplazarnos lateralmente. La inteligencia artificial de los contrincantes está definida por el nivel de dificultad indicado en la pista en concreto y lo cierto es que según aumenta éste, los contrarios tienden a encerrarnos en las curvas, algo que hará especialmente difícil al juego en las rutas de calzada estrecha.

Gráficamente es donde menos diferencias se encuentran respecto a ediciones anteriores, si bien todo está ligeramente más definido y los vehículos parecen estar mejor acabados respecto a las proporciones, pero sin excesivos cambios respecto a la sensación de juego en sí. En lo que se refiere al sonido, podemos escuchar unos efectos no especialmente bien conseguido o bien poner uno de los seis temas que se pueden escoger en la radio, todos obra de Patrick Phelan y que suponen uno de los principales pros de este videojuego.

En estos vídeos podéis ver cómo es el juego:

8 thoughts on “Lotus: The Ultimate Challenge (1992)

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.