Aprovechando las fechas navideñas y a modo de felicitación a todos vosotros, el juego que hoy vamos a analizar es uno de los pocos que están inspirados completamente con temática navideña: Daze Before Christmas. No deja de ser curioso que una temática tan explotada en otros medios de ocio, como puede ser el cine o la música, en el mundo de videojuegos se haya pasado un poco por encima. Casi toda la producción en este sentido se limita a ediciones especiales o expansiones con temática navideña, pero los títulos dedicados, por ejemplo, a Santa Claus brillan por su ausencia, siendo el juego que traemos hoy una de las honrosas excepciones. Daze Before Christmas es un título desarrollado por Funcom y distribuido por Sunsoft para Super Nintendo y SEGA Mega Drive, aunque en esta última consola los países en los que se distribuyó fueron bastante limitados.
El argumento nos trae una variación de la famosa historia navideña tan popular en Estados Unidos de El Grinch. Un malvado muñeco de nieve ha decidido acabar con la Navidad y para ello a secuestrado a los elfos y renos de Santa Claus, además de hacerse con todos los regalos de los niños. Cuando nuestro orondo protagonista va a su fábrica se da cuenta de que no hay nadie y que apenas quedan días para que llegue la hora de repartir los regalos de todo el mundo. Así que a Santa Claus no le queda más remedio que enfrentarse a los secuaces del malvado muñeco de nieve y rescatar a todos sus trabajadores.
Daze Before Christmas es un videojuego de plataformas dividido en 24 niveles, uno por cada día de Diciembre que hay hasta el día de Nochebuena. De hecho, la pantalla que nos presenta el nivel en el que estamos tiene forma de los famosos Calendarios de Navidad de los países nórdicos para los niños, en los que tras cada día se esconde una chocolatina que hace más llevadera la espera a la chavalería hasta el día en el que San Nicolás les traiga los regalos. Como podéis suponer, ante esa gran cantidad de niveles, éstos tienen una duración bastante más reducida que otros plataformas de la época.
En cada nivel tendremos que ir rescatando a los distintos elfos y renos, así como ir recolectando los regalos robados. Para ello, Santa Claus cuenta con el polvo de nieve para realizar ataques que permite tanto agredir a enemigos, como abrir paquetes de regalo. Estos paquetes de regalo pueden contener uno de los elfos secuestrados, uno de los regalos o items que pueden ser positivos (como vidas extras) o negativos (bombas que explotan a los pocos segundos). De igual manera, al abatir un enemigo, éste dejará un regalo a su paso. También podremos cambiar nuestro ataque a fuego para derretir bloques de hielo y liberar a los renos. Sin embargo, el item más curioso es la taza de café que transforma a Santa Claus en una versión malvada de si mismo durante unos segundos y, mientras esté en este estado, será invencible y atacará a los enemigos con el saco de regalos, pero no podrá recolectar regalos.
Para terminar el nivel tendremos que encontrar una estrella de navidad que nos dará paso a la siguiente fase. No hace falta un número determinado de regalos para poder pasar de nivel, pero es importante conseguir un buen número, ya que tras vencer a los jefes que aparecen en algunos niveles, pasamos a una fase especial en la que sobrevolamos con el trineo alguna de las ciudades más importantes del planeta y tenemos que ir metiendo los regalos que hemos ido recolectando en las chimeneas de las distintas viviendas.
Daze Before Christmas es un plataformas pensado para un público preferentemente infantil, por lo que no es excesivamente complicado. Contamos con una especie de barra de energía representada por gorros de navidad y aparte con un buen número de vidas de inicio, siendo bastante fácil conseguir vidas extras escondidas. Por otra parte, los jefes finales suelen tener patrones de ataque fáciles de detectar y aprender, por lo que no suponen un gran reto. Quizá sean los saltos de plataformas los que resulten más complicados, no porque el control no responda bien, sino que cuando realizamos un salto, la vista de cámara también se eleva, por lo que durante unos segundos no vemos la superficie donde tenemos que caer y si, además. ésta es móvil, nos encontramos con una excesiva dificultad en comparación con el resto del juego.
El aspecto gráfico de Daze Before Christmas resulta muy atractivo si nos empapamos de temática navideña, con un diseño de personajes bastante simpático y unas localizaciones típicas navideñas bastante reconocibles. De igual manera, la banda sonora nos brinda alguna que otra versión de algún clásico de estas fiestas. En definitiva, no estamos ante uno de los plataformas de culto de la era de los 16 bits, pero si que contamos con un juego que resulta bastante socorrido para la temática para la que fue diseñado.
En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Cuando se lanzó
Como es lógico, un año es muy poco tiempo para innovar con nuevas características y mucho menos en un videojuego del estilo de Puzzle Bobble 2, así que el título se basa en una pequeña evolución de los dos modos de juego de la primera entrega. El modo Puzzle, no deja de ser similar que el modo principal del juego original: la misión es la de ir pasando niveles, para lo cual tenemos que ir lanzando bolas de colores, agrupando tres o más para que desaparezcan. Aún así se añadirían novedades como alguna bola especial más y, sobre todo, la implementación de una ruta de niveles. Esto es, después de un conjunto de niveles tenemos que elegir en una bifurcación cual es el siguiente grupo de niveles a realizar. Esta característica le daba una mayor durabilidad al juego y sería un sistema que se rescataría años más tarde para el remake del propio Puzzle Bobble.
Respecto al modo versus, en Puzzle Bobble 2 se le da especial relevancia. Ya no se limita a ser un modo exclusivo para dos jugadores, sino que existe la posibilidad de enfrentarnos a la CPU. El juego nos presenta una serie de enemigos con dificultad creciente que se irán enfrentándonos a nosotros sucesivamente. La pantalla se divide en dos y ambos contendientes juegan exactamente el mismo nivel. Al más puro estilo Puyo Puyo, si se consiguen hacer distintos combos con más de tres bolas o haciendo caer bolas intermedias, una serie de bolas extras pasarán a la pantalla del contendiente, haciendo más difícil su supervivencia en el nivel.
Técnicamente estamos ante un juego de similares características a la primera entrega, donde las novedades se encuentran en el diseño de los nuevos niveles que, por lo general, son bastante más grandes que en la primera parte. Gráficamente tan solo tenemos alguna mejora en el diseño de los personajes con una pequeña renderización y una serie de escenas introductorias sin mayor influencia en el juego. El banco de sonidos es idéntico al de la primera parte e incluso se llega a reciclar alguna melodía del videojuego original. Si se lanzaría al poco tiempo una versión especial navideña con nuevos niveles bajo el título de Puzzle Bobble 2X.
Aunque hace tiempo ya hicimos un artículo sobre
A nivel jugable, el juego es bastante similar al primer Golden Axe, repartiendo estopa contra todo tipo de gnomos, orcos y criaturas del averno. El catálogo de golpes es más variado, tanto por las diferencias entre personajes que ya hemos comentado, como por tener cada uno de ellos un mayor número de técnicas. El sistema de magias si sufriría mayores cambios, ya que ahora las pociones son acumulables, esto es, si se necesitan cuatro pociones para invocar una magia, si tenemos ocho podremos invocarlas dos veces, por lo que en muchas ocasiones conviene ir reservándolas para los niveles más difíciles. Por otro lado, cada uno de los personajes cuentan con distintos poderes mágicos, estando el caso de Little Tix, cuya invocación mágica no es de ataque, sino que hará aparecer árboles mágicos que nos proporcionarán fruta para recuperar vida.
El desarrollo del juego es bastante largo, con una estructura típica de niveles con jefes finales al final de cada uno, los cuales vuelven a aparecer en las últimas fases. Como novedad, en ciertos momentos del juego podremos elegir un camino u otro, por lo que las fases que nos aparecerán serán distintas. Como curiosidad, en la versión japonesa, una vez acabado el juego, pasaremos a jugar los niveles que nos habíamos «saltado» en su momento.
El diseño de los personajes se basa en lo impuesto en la primera entrega de Golden Axe, eso sí, con un mayor nivel de detalle, sprites más grandes y un catálogo de animaciones mucho más amplio. La perspectiva en la mayor parte del juego es la clásica de los beat’em up, con una vista lateral y desplazamiento horizontal, aunque en ciertas fases pasaremos a un cambio de perspectiva donde se imita la sensación de desplazarse en profundidad a través del eje Z. Musicalmente, de nuevo tenemos una colección de melodías míticas compuestas por el equipo formado por Makoto Uchida, Tomoyuki Kawamura y Masanori Takeuchi.
Ya son muchas las ocasiones en las que hemos hablado de la mítica
Runaway: A Road Adventure es una aventura gráfica clásica de point & click, donde tomamos el papel del físico neoyorquino Brian Basco quien, accidentalmente, atropella a la joven Gina Timmins. Brian decide llevarla al hospital y, una vez allí, Gina le comenta que ha presenciado el asesinato de su padre y que en el momento del atropello estaba en plena huida de sus asesinos, que pretende hacerse con el crucifijo que le entregó su padre. Ella no entiende tanto interés en dicho crucifijo y Brian decide ayudarla a descubrir su significado y a huir de sus captores.
El sistema de juego sigue los postulados clásicos de Pendulo, que ya iniciaron con Hollywood Monsters, esto es, un point & click clásico con muchas influencias del universo Lucas Arts. Con el cursor se van señalando localizaciones y objetos, con los que podemos interactuar con distintas acciones definidas con el botón derecho, además de contar con un inventario para ir coleccionando los objetos. Sin embargo, no deja de notarse una mayor adquisición de experiencia por parte del equipo de trabajo y el acabado de Runaway es mucho más fino.
Para empezar, argumentalmente el juego va un paso más allá, sobre todo por el carácter más serio de la historia, aunque en diversos momentos los textos y las escenas cinemáticas son excesivamente largos, por lo que puede resultar algo tedioso y corta el ritmo de implicación en la aventura. Por otro lado, los puzles son algo más lógicos que en el primer juego de Pendulo, pero aún así la dificultad de éstos seguiría siendo la marca de la casa, tanto en este título como en otros que vendrían posteriormente.
El salto de calidad más grande llega de la parte técnica. Cuatro años dan para mucho y la calidad gráfica del juego era muy superior, con un diseñado bidimensional, pero que cuenta con un buen trabajo de integración con el fondo, por lo que la sensación de profundidad está muy lograda. El aspecto sonoro está algo más descuidado, no porque la banda sonora sea mala o no haya un buen catálogo de efectos sonoros, sino porque no termine de encajar perfectamente en la pantalla. Esto es aún más palpable en el doblaje, en el que se cuenta con un trabajo bastante bueno de interpretación, pero las frases no cuadran perfectamente con el movimiento de los labios.
Runaway: A Road Adventure fue una de las aventuras gráficas más destacadas de su momento,sobre todo si tenemos en cuenta que la oferta era muy pequeña por esas fechas. Su buena acogida por parte de la prensa y del público en España, le llevaría al mercado internacional. Podría incluso haber tenido una mejor acogida inicial, pero las primeras ediciones contaban con demasiados y molestos bugs, que se fueron solventando en ediciones posteriores.
Casi sin pretenderlo, 
La versión de Mega Drive cuenta con un cambio de perspectiva respecto al primer título de la saga que vio la consola, pasando del plataformas bidimensional lateral a una vista isométrica, muy del estilo de juegos de la última hornada de la 16 bits de
En las versiones de Saturn y PlayStation se conserva la perspectiva isométrica, pero el sistema de juego varía un poco. En esta ocasión los spots cumplen una misión como los anillos de Sonic o las monedas de Mario: recolección para conseguir vidas extras. Lo que hay que recolectar en estas misiones son cinco estrellas que suelen encontrarse en habitaciones y compartimentos ocultos. Los escenarios son muy similares a los de la versión de 16 bits, pero mucho más extensos y el juego resulta bastante más dinámico, recordando más al Cool Spot original, salvando la distancia de la perspectiva.
A nivel técnico, la versión de Mega Drive tiene muy buen aspecto, aunque hay que tener cuenta que estábamos en el ocaso de la consola y sacarle todo su jugo ya no tenía muchos secretos para los programadores. Las versiones de 32 bits contaban con un salto de calidad a nivel gráfico, con los elementos de los escenarios muy detallados, aunque realmente no se veía un salto de generación y estaba claro que tanto la Saturn como la PlayStation tenían un potencial mucho mayor que el que Spot Goes to Hollywood mostraba. La única diferencia verdaderamente relevante se encontraba en las escenas introductorias, a base de las cinemáticas tridimensionales típicas de la época.
Pinball trata precisamente de la recreación de una máquina del millón, bastante simplificada para poder correr con fluidez en la arquitectura de la 8 bits de Nintendo. En la versión de NES se incluiría un modo de dos jugadores alternativos. La mesa es única, dividida en dos pantallas, evitando el scroll en favor del rendimiento. En ambas pantallas tendremos los correspondientes flippers, aunque unicamente en la inferior es donde estará el peligro de perder una bola. En las dos zonas existen todo tipo de pulsadores que, al pulsarlos en cierta combinación, aumentaran la puntuación. Además, cuenta con un nivel de bonus donde podemos ver a Mario jugando a una especie de Breakout para salvar de nuevo a Pauline, la fémina cautiva de
Como hemos indicado antes, el juego se encontraba limitado por las posibilidades que daba el hardware de Nintendo. La única mesa y el número de pulsadores se antojan algo escasos, además que la física de la bola es muy mejorable, con infinidad de rebotes raros que nos llevarán a la desesperación. Por otro lado, el juego no tiene implementado dar golpes a la mesa, por lo que no se puede modificar la trayectoria de la bola ni hay peligro de TILT.
Cinco años pasarían desde el lanzamiento de
En esta entrega, nuestro protagonista se ha quedado atrapado en un museo de arte y tendremos que acabar con las distintas bolas en muchos de los cuadros más conocidos del mundo. Como en Super Pang, podremos elegir entre el modo clásico por niveles y el modo pánico, una prueba de supervivencia y resistencia en la que no dejan de caer pompas del cielo. Aunque los personajes tienen su arma predefinida, podremos cambiarlas por las que vayan apareciendo en la partida: pistola láser, gancho fijo… así como coger diversos power ups como la dinamita que lleva al mínimo todas las bolas, las vidas extras o la diferente comida que aumenta nuestra puntuación.
Por lo demás, el sistema de juego es prácticamente igual en anteriores ediciones, más allá de las características propias de cada personaje. De hecho, lo habitual era escoger personajes como Don Tacos o Captain Hog, ya que su comportamiento era muy similar a los de los personajes de las primeras entregas. Lo cierto es que Pang! 3 no traía muchas novedades, lo que no animó a que los jugadores abandonaran Super Pang en favor de la nueva entrega. De hecho, algunos niveles son sospechosamente parecidos a algunos de los primeros juegos. No estamos diciendo que Pang! 3 fuese un mal juego, simplemente no aportaba nada que no se hubiese visto antes.
A nivel gráfico tampoco ofrecía excesivas novedades. Los personajes están modelados en 3D, pero siguen moviéndose en un escenario fijo bidimensional, donde las plataformas y los items son muy similares a anteriores entregas. Si cabe destacar la calidad de las copias de las pinturas que aparecen en el fondo. Respecto al sonido, pues mejor que en los dos primeros juegos, pero nada a destacar si tenemos en cuenta que ya nos encontrábamos en 1995.
En los albores de este blog, se hizo una serie sobre la consabida
Dicho esto, la mayoría de la información que se tenía de aquella época era más un ejercicio de memoria y de filtrado de leyendas urbanas, más propio del boca a boca que de fuentes realmente certeras. Ocho Quilates, el libro que hoy nos ocupa y que ya ha cumplido su primer año en la calle, da luz a toda aquella época y es, sin duda, el texto más extenso y completo de los que se han recogido sobre tan controvertida historia.
Ocho Quilates es un libro en dos volúmenes que repasa toda la historia del software de entretenimiento español desde 1983 a 1992. Su autor es
El primero de los vólumenes tuvo su primera edición en Junio de 2012 a través de
Podemos decir que esta primera parte es el relato de cómo una serie de jóvenes apasionados de la microinformática empezaron a jugar a crear sus propios juegos en sus casas y como poco a poco aquello terminaría siendo un negocio. En ese momento en el que se le veía una salida rentable al mercado, llegaría Paco Pastor y crearía ERBE para crear un mercado de videojuegos real en España que diera salida a los productos españoles y canalizara las importaciones.
La clave en el relato de Jaume Esteve está en un trabajo de mucho tiempo que le llevó a recorrer diversos rincones de la geografía española para poder entrevistarse con prácticamente todos los protagonistas de la historia, teniendo declaraciones de primera mano y la posibilidad de desmentir o confirmar la mayoría de las leyendas asociadas a esa época. De esta manera, podemos encontrar citas en el libro de los hermanos Ruíz de Dinamic, de Charly Granados de Made in Spain, de «Gonzo» Suárez de Opera Soft y el propio Paco Pastor, entre otros muchos.
El segundo volúmen, que consiguió ver la luz gracias al apoyo popular de la comunidad internauta a través de una acertada estrategia de crowdfunding, prácticamente duplica el contenido de la primera entrega. En esta ocasión, el repaso va desde el zénit de la Edad de Oro con la venta masiva y la creación de Topo Soft por parte de ERBE, hasta el ocaso de la industria española con la llegada de los 16 bits y la popularización de las videoconsolas a principios de los 90.
Esta parte es un exhaustivo recorrido por todo los títulos que se sacaron en la época de mayor producción de videojuegos en España, poniendo especial énfasis en los distintos envites (algunos con bastante éxito) que se realizaron al mercado británico. También plantea un interesante debate sobre lo acertado o no de la famosa bajada de precios de ERBE para evitar la piratería y que rompió el mercado, aumentando el número de ventas pero bajando el beneficio de cada unidad vendida. Por último, el relato triste de como el mercado no supo adaptarse a los nuevos tiempos con la llegada de las máquinas de 16 bits, que requerían una mayor inversión de la que pudieron ejercer las principales compañías.
Como os he comentado, en el libro está muy bien balanceado la cantidad ingente de información que nos proporciona Ocho Quilates y lo ameno de su lectura. Sus más de 600 páginas me duraron pocas sesiones de lectura, ya que no se limita a soltar datos fríamente, sino que el relato del nacimiento, vida y ocaso de la Edad de Oro, así como las interesantes declaraciones de sus protagonistas, me resultaron una lectura apasionante.
Si bien el ciclismo es uno de los deportes más populares, con sus más y sus menos por las polémicas de los últimos años, no ha tenido una amplia presencia en el mundo de los videojuegos. La dificultad a la hora de adaptar un deporte tan complejo a una jugabilidad aceptable para un videojuego, siempre fue el principal handicap para que las compañías se atrevieran a producir un título basado en el deporte del pedal. En un principio, se tomaba el ciclismo desde un punto de vista individual y dieron en su momento juegos de un carácter más arcade.
Cycling Manager incluía 60 competiciones reales, entre las que se encontraban las tres grandes: Vuelta, Giro y Tour. Asímismo, contaba con los principales equipos del pelotón internacional de la época. Sin embargo, Cyanide no conseguiría hacerse con las licencias de todos los equipos, así que algunos tienen sus nombres modificados (por ejemplo, Marco Pantani es renombrado como Pentani).
Aunque en posteriores entregas cambiaría, el enfoque de este primer Cycling Manager está más centrada en la parte del director deportivo que en la económica. Tendremos que ir definiendo las estrategias de cada carrera, planificar la temporada de cada corredor para tener a nuestros líderes preparados para las carreras más importantes; y vigilar que su moral y estado físico no se vaya abajo en momentos cruciales.
En la parte de las carreras en sí, se plantearían las bases del sistema de juego de la saga, que más de diez años después no ha contado con cambios radicales. Tenemos una visualización general de la carrera en un entorno 3D, donde podremos ir girando las cámaras para tener la vista que más nos convenga. La carrera no va en tiempo real, sino que es una reducción a escala, aunque los tiempos marquen un hipotético tiempo real. Mediante el menú que se nos presenta a la derecha, o bien, clicando directamente en el corredor, podremos darle órdenes tales como imprimir un mayor ritmo, tirar del grupo o escaparse. Evidentemente, no podemos atacar a lo loco si no queremos que le entre una «pájara» a nuestro corredor, así que en nuestra pericia como director estará la correcta elección de qué corredor utilizamos en cada momento, adecuándonos a sus características y especialidades.
Los menús de navegación son bastante funcionales, pero montarían la base del sistema para toda la saga, con una especie de navegación por un ordenador del director. En la parte de la carrera en sí, los gráficos 3D no tienen gran definición, pero es algo justificado y que ha sido un problema durante toda la saga. El problema reside en la cantidad de ciclistas a la vez que se van a mover por pantalla, lo que hace resentir en demasía el rendimiento. De hecho, en las últimas versiones requiere de un ordenador bastante potente o de reducir bastante la calidad gráfica.
Tras la buena acogida que tuvo la primera entrega y aprovechando el estreno en 1990 de la película Robocop 2,
En los niveles principales manejamos a Robocop y nos deplazamos sobre un scroll horizontal, utilizando nuestra pistola para acabar con los enemigos que nos van apareciendo. En momentos puntuales de cada nivel, la pantalla deja de desplazarse y nuestro protagonista se gira hacia el fondo, apareciendo un punto de mira pasando el juego a ser un shooter al estilo de Cabal. Como suele ser habitual en el género, al final de cada nivel nos cruzamos con un enemigo de final de fase.
Las fases bonus, que nos permiten conseguir vidas extras, son similares a los de la primera entrega, aunque en esta ocasión a lomos de una motocicleta. Desde una perspectiva de primera persona. tenemos un punto de mira y tenemos que destruir todos los camiones y helicópteros que aparezcan para conseguir los correspondientes premios.
Como hemos indicado, el juego es una evolución lógica de la primera entrega y el apartado técnico es el principal activo de esa evolución. Aparte de dotar de profundidad, los gráficos son mucho más detallados, con sprites más grandes que permiten una mayor variedad en el diseño de los enemigos. Sin embargo, aunque el apartado gráfico es mucho mejor que el del primer videojuego de la serie, para la época en la que fue lanzado ya había títulos con este apartado más trabajado. No obstante, todo esto no quiere decir que técnicamente el videojuego no sea solvente y resulta realmente divertido. Probablemente, desde una perspectiva general nos encontramos con un título mucho mejor que la primera entrega pero, ni por asomo, llegaría al éxito del que abría la serie.
Respecto a las conversiones, se cambiara el sistema de juego respecto a la recreativa. De hecho, más que conversiones, se tratan de juegos realizados desde cero por Ocean. Se volvería al 2D puro y se apostaría por un estilo más enfocado al plataformas, con resultados desiguales según la plataforma, destacando las versiones de 16 bits.