
Con la popularización de los dispositivos multimedias a mediados de los 90 y la llegada de los CD-Rom a los ordenadores, todo un nuevo abanico de posibilidades se abría para los desarrolladores con el objetivo de dejar boquiabierto a un público ávido de nuevas experiencias multimedias. Así, muchos videojuegos de la época se centraron en la explotación de la parte multimedia, en especial en lo que se refiere al vídeo FMV (Full Motion Video), y no se pensó tanto en la parte jugable. Es por esto que, una vez pasada la vorágine, muchos juegos de la época pasaron al olvido y, ya en su momento, tuvieron una suerte desigual. El problema venía en que el fracaso era más penado debido a la fuerte inversión que requería un producto de estas características.
Es el caso de Toonstruck, una aventura gráfica lo suficientemente sólida por si misma, pero que los componentes audiovisuales que se implementaron dieron más problemas que beneficios. Toonstruck es una aventura gráfica desarrollada por Burst y distribuida por Virgin Interactive en la que se mezcla la animación con actores reales. Para esta tarea, se hicieron con los servicios como actor principal de Christopher Lloyd, el cual ya tenía una larga carrera cinematográfica (Alguien voló sobre el nido del Cuco, Regreso al Futuro, La Familia Addams…) e incluso experiencia a la hora de mezclar su actuación con elementos de animación: ¿Quién engañó a Roger Rabbit?.

El protagonista de la historia es Andrés Truido, un animador de dibujos animados y creador de la popular serie Fluffy Fluffy Bun Bun Show. A pesar de ser el creador de esta obra tan exitosa, no deja de ser un currito que se encuentra permanentemente atemorizado por su jefe. Además, Andrés odia su propia creación y su ilusión es hacer una serie sobre otro personaje de reciente creación: Flux Tarambana. Sin embargo en su empresa, lejos de estar interesada en esta nueva creación, le piden a Andrés que cree más coprotagonistas para el show más popular. Mientras está en plena crisis creativa, el televisor de Andrés lo teletransporta a un universo paralelo de dibujos animados donde se encuentran todas sus creaciones. Allí tendrá que ayudar a Flux a salvar el mundo de dibujos animados antes de volver al mundo real.
Tras una larga introducción de calidad profesional, la aventura se nos presenta como un point & click clásico donde el principal punto a destacar es su estilo cartoon y, evidentemente, la integración del personaje de Lloyd dentro del escenario. Las acciones no son elegibles, sino que se van adaptando según el objeto que vayamos señalando con el puntero, así como las diversas combinaciones con distintos elementos del inventario. De igual manera, para la resolución de ciertos puzles también se podrá hacer uso del personaje de Flux, de una forma similar a como se hacía en Sam & Max: Hit the Road. Las líneas de diálogo tampoco son elegibles sino que tendremos una serie de iconos representativos sobre el tema a tratar.

Teniendo en cuenta que las referencias de la época son las aventuras de Lucas Arts y Sierra, hay que decir que en líneas generales estamos ante unos puzles más sencillos que la media de los juegos de esas dos compañías. A pesar de la inspiración en los dibujos animados, los puzles son más lógicos e intuitivos, además de haber un número bastante menor de objetos y elementos interactivos, por lo que es habitual encontrar habitaciones en las que solo hay que interactuar con un objeto de una forma bastante clara. Curiosamente, la dificultad viene aumentada por una serie de minijuegos integrados en la historia con desigual fortuna que pueden llegar a ser desesperantes.
Aunque estamos ante una aventura gráfica más que correcta, es cierto que lastra diversos problemas derivados, en su gran mayoría, por los problemas de desarrollo que tuvo el juego. Toonstruck vio la luz en octubre de 1996, a pesar de que estaba planeado para 1995. Este retraso, que hoy en día no nos extrañaría, fue un gran problema de planificación, ya que principalmente vino dado por el trabajo de animación que se alargaba sin solución. Si a esto le sumamos que el juego tuvo un presupuesto de 8 millones de dólares, el problema cada vez era mayor. Esto hizo también que el juego fuera mutilado respecto a la idea original, dividiéndose en dos partes aunque la segunda nunca llegó a la luz. Podemos percibir esto en algunas ciertas inconsistencias en el guión y en la aparición de ciertos personajes con menos protagonismo del esperado.

No obstante, estos problemas no deben alejarnos de que Toonstruck es una buena aventura. La parte artística es impresionante y, dada la fecha, tenemos una integración de Lloyd en el mundo animado más que loable. A esto hay que añadir un apartado sonoro en el que se cuenta con un doblaje profesional que en la versión original cuenta con actores de renombre como Dan Castellaneta o Tim Curry; y que además fue localizado en cada uno de los países donde fue vendido.
A pesar de que la prensa especializada de la época prestó bastante a este juego, en especial durante sus fases de desarrollo, lo cierto es que fue un sonoro fracaso que acrecentó el problema económico provocado por el retraso en la salida y la gran inversión inicial. Según fuentes de la propia Virgin Interactive, en 1998 apenas habían llegado a las 150.000 copias vendidas en todo el mundo, siendo uno de los fracasos más sonados de la historia de los videojuegos de PC. Esto acabo con toda esperanza de tener esa segunda parte y aunque, una vez que Toonstruck se convirtió en una obra de culto, de forma particular por diversos desarrolladores ha habido intentos de terminar de desarrollarla, aún no ha visto la luz.
En esta lista de vídeos tenéis la solución en castellano:

Casi sin pretenderlo, 
La versión de Mega Drive cuenta con un cambio de perspectiva respecto al primer título de la saga que vio la consola, pasando del plataformas bidimensional lateral a una vista isométrica, muy del estilo de juegos de la última hornada de la 16 bits de
En las versiones de Saturn y PlayStation se conserva la perspectiva isométrica, pero el sistema de juego varía un poco. En esta ocasión los spots cumplen una misión como los anillos de Sonic o las monedas de Mario: recolección para conseguir vidas extras. Lo que hay que recolectar en estas misiones son cinco estrellas que suelen encontrarse en habitaciones y compartimentos ocultos. Los escenarios son muy similares a los de la versión de 16 bits, pero mucho más extensos y el juego resulta bastante más dinámico, recordando más al Cool Spot original, salvando la distancia de la perspectiva.
A nivel técnico, la versión de Mega Drive tiene muy buen aspecto, aunque hay que tener cuenta que estábamos en el ocaso de la consola y sacarle todo su jugo ya no tenía muchos secretos para los programadores. Las versiones de 32 bits contaban con un salto de calidad a nivel gráfico, con los elementos de los escenarios muy detallados, aunque realmente no se veía un salto de generación y estaba claro que tanto la Saturn como la PlayStation tenían un potencial mucho mayor que el que Spot Goes to Hollywood mostraba. La única diferencia verdaderamente relevante se encontraba en las escenas introductorias, a base de las cinemáticas tridimensionales típicas de la época.