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Indiana Jones and his Desktop Adventures (1996)

En plena popularización del sistema operativo Windows en la mayoría de los PCs del mundo, Lucas Arts pensó en aprovechar dicho tirón para realizar un videojuego específico para este sistema, aprovechando una de las franquicias que más alegrías le había dado en el pasado. En abril de 1996 se lanzaría Indiana Jones and his Desktop Adventures, lanzado para Windows 3.1, Windows 95 y MacIntosh, cuyo título ya relacionaba directamente con las características propias del sistema operativo de Microsoft.

El juego se sitúa en la década de los 30 del pasado siglo, donde su búsqueda de tesoros arqueológicos ha llevado a Indiana Jones a trasladarse a Méjico, a la ciudad de Lucasio. Por desgracia, los nazis también se encuentran en la zona para intentar hacerse con los tesoros antes que nuestro portagonista.

Indiana Jones and his Desktop Adventures genera aleatoriamente cada una de las partidas, creando diferentes morfologías de escenario y cambios en la situaciones de los objetos a recolectar, por lo que cada partida es diferente. El juego está enfocado a un público más general que a un jugador clásico de aventuras gráficas, por lo que las partidas están diseñadas para ser finalizadas aproximadamente en una hora y su jugabilidad está más simplificada que otros títulos del intrépido arqueólogo.

Cada partida se inicia de la misma manera, recién llegado al pueblo, Indy recibe las intrucciones de la misión por parte de Marcus Brody, que será la de recoger un objeto en concreto y dárselo a él. Para acceder a esos objetos habrá que resolver sencillos puzles que, en su mayoría, consistirán en conseguir ciertos objetos para dárselo a personajes secundarios que, a su vez, nos darán un nuevo objeto. Tendremos para ello un pequeño inventario que, incialmente, podremos equipar con el látigo y un kit de cura, que aparecerán en la misma zona en todas las partidas.

El juego se nos presenta desde una perspectiva cenital, donde el escenario se encuentra dividido en casillas «invisibles», de tal manera que nuestro personaje puede moverse en ocho direcciones, pudiendo usarse para ello tanto el ratón como las teclas direccionales. De igual manera, el ratón se usará para el uso de objetos de inventario y para el atque a los enemigos, siendo esto último el control peor implementado, dificultando innecesariamente la partida.

Los gráficos son bastante simples, teniendo una interfaz que sigue los estándares de las versiones de Windows para la época. De igual manera, el sonido es bastante básico. Hay que tener en cuenta que el juego se concibió para ser usado en un sistema multitarea, pudiéndolo dejar en segundo plano sin necesitar demasiados recursos.

Aunque el juego estaba específicamente diseñado con jugadores casuales como público objetivo, lo cierto es que se ganó muchas críticas negativas por parte jugadores más clásico y por parte de la prensa, que aún no estaba muy habituada a analizar minijuegos de Windows dentro de su contexto. Probablemente, esa crítica fuese bastante injusta, ya que se encontraba bastante por encima de otros títulos específicos para sistemas de ventanas de la época. A pesar de la fría acogida, aún hubo una secuela basada en el universo Star Wars bajo el título de Star Wars: Yoda Stories.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Star Wars Episodio I: Racer (1999)

Si sondeamos a cualquier aficionado al cine sobre Star Wars Episodio I: La Amenaza Fantasma, probablemente no dirá nada bueno sobre la película excepto por un aspecto, la secuencia de la carrera de vainas.

Lucas Arts, poseedora de los derechos de la serie, no fue ajeno a esto y decidió lanzar un videojuego basado exclusivamente en esa escena, Star Wars Episodio I: Racer. El juego sería lanzado en Mayo de 1999, apareciendo para máquinas recreativas, Nintendo 64, Microsoft Windows, Game Boy Color, Macintosh y SEGA Dreamcast.

En esta ocasión hay que diferenciar claramente la versión arcade de la domésticas (de hecho la de recreativas tenía como nombre Star Wars Episode I: Racer Arcade). La versión de recreativas se basa en una mayor calidad gráfica y espectacularidad en el manejo, ya que la cabina imitaba el sistema de conducción de la película, aunque tenía un numero limitado de circuitos (cuatro para ser concretos). Las versiones domésticas sin embargo, eran juegos mas profundos (empezando por el número de circuitos: 25 pistas, 7 en el torneo amateur, 7 en torneo semi-pro, y 7 en torneo galáctico, además de 4 especiales que se ganan una vez que se completó un torneo) y serán la base del análisis.

La clave del juego se encuentra en la perfecta ambientación y en la asociación con la película. De hecho, cuenta con todos los pilotos que aparecen en la película: Anakin Skywalker, Sebulba, Bozzie Baranta, Aldar Beedo, Dud Bolt, Toy Dampner, Ebe Endocott, Gasgano, Mars Guo, Clegg Holdfast, Neva Kee, Elan Mak, Ody Mandrell, Mawhonic, «Bullseye» Navior, Teemto Pagalies, Slide Paramita, Ben Quadinaros, Jinn Reeso, Boles Roor, Ark «Bumpy» Roose, Wan Sandage, Fud Sang, Ratts Tyerell y Cy Yunga. Igualmente, los circuitos están basados en mundos como Tatooine, Mon Gaza o Malastare.

Aparte de los clásicos modos de Carrera Libre, Contrarreloj y Dos Jugadores de este tipo de videojuegos, lo más destacado de Star Wars Episode I: Racer se encuentra en su modo Torneo. Esta modalidad consta de cuatro competiciones de dificultad creciente: Amateur, Semi-pro, Galáctico y Especial, cada una con su conjunto de circuitos. Según los resultados que vamos obteniendo en los torneos, podremos ir desbloqueando nuevos circuitos, así como acumular dinero para conseguir nuevas piezas, vehículos o pilotos.

Como hemos indicado al principio, la clave del título está en la ambientación y nos encontramos con un trabajo gráfico encomiable de representación del universo de la película, así como unas animaciones que exprimían al máximo el hardware de la época. Igualmente, el apartado sonoro cuenta con la espectacular música de la película y una serie de efectos sonoros que ponen la guinda en la ambientación.

La gran campaña de promoción que tuvo el estreno de la película fue el mejor espaldarazo que podía tener el juego y, a pesar de que la crítica fue algo reticente, el apoyo del público fue total. Star Wars Episode I: Racer llegó a los 3.12 millones de unidades vendidas en todo el mundo, llegando a ser el videojuego de carreras de ciencia ficción más vendido de la historia, por encima de franquicias tan importantes como Wipeout o F-Zero. En 2002 se lanzaría para PlayStation 2 Star Wars Racer Revenge, única secuela del juego y que no tuvo unos resultados tan espectaculares como la primera entrega.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

The Curse of Monkey Island (1997)

Tras los buenos resultados de The Secret of Monkey Island y Monkey Island 2: LeChuck’s Revenge, Lucas Arts daría un buen descanso a su saga de aventuras gráficas más famosa, no llegando la siguiente entrega hasta 1997. El nuevo proyecto resultaba todo un reto, desde 1992 Ron Gilbert ya no estaba en la compañía y nos encontrábamos en una época en la que las aventuras gráficas empezaban a decaer, además de una evolución en el mundo de os videojuegos en general que había sido realmente vertiginosa. Finalmente, The Curse of Monkey Island sería encargado a Jonathan Ackley y Larry Ahern (responsable de Full Throttle, siendo lanzado el 31 de Octubre de 1997 para PC.

La historia contínua poco después de donde lo deja la segunda entrega (con las concesiones propias del final bizarro de éste) y nos encontramos a Guybrush Threepwood a la deriva en una embarcación que recuerda a un «auto de choque». Repentinamente se ve sorprendido en el fuego cruzado entre la foraleza de la gobernadora Elaine Marley y el barco LeChuck. Guybrush es capturado y encerrado en el barco por LeChuck, sin embargo Guybrush podra escapar robando, además, un anillo de diamante a LeChuck. Cuando llega junto a Elaine, le pide matrimonio y le entrega dicho anillo, que resulta estar maldito y Elaine queda convertida en una estatua dorada. A partir de ahí, empezará una nueva aventura en la que Guybrush intentará salvar a Elaine de la maldición.

Se nos presentarán dos niveles de dificultad, con diversas soluciones para ciertos puzzles, sistema que ya se utilizó en la segunda entrega. The Curse of Monkey Island vuelve a rescatar el veterano sistema SCUMM de «point & click», sin embargo es simplificado a tres acciones (mirar, coger/usar y hablar), representadas en una moneda similar a un doblón, lo que facilita su manejo. Esto viene complementado con un inventario gráfico, cuyo funcionamiento es igualmente intuitivo.

A pesar de lo anteriormente comentado, las principales novedades respecto a sus anteriores entregas está en el excelente apartado gráfico. Todos los personajes sufren un rediseño de arriba a abajo, siendo un estilo tendente a los de dibujos animados. Esto es especialmente notable en las escenas cinemáticas, donde los gráficos no tienen nada que envidiar a ninguna serie de animación de la época. Para aumentar esta sensación, el doblaje se realizó integramente al castellano y que, a pesar de no ser del todo profesional, tiene un acabado más que respetable. La banda sonora de nuevo vuelve a ser llevada a cabo por Michael Land que, a parte del conocido tema principal, hace un buen trabajo durante toda la aventura.

Tanto por parte de la crítica como por la del público, The Curse of Monkey Island solventó sin problemas la ausencia de Gilbert. Esto fue posible gracias a un desarrollo muy respetuoso con el original, rescatando algunas buenas ideas como la batalla de insultos y metiendo novedades que no dañaran el espíritu original. Por desgracia, esa unanimidad no sería tal con la llegada de la siguiente entrega en 2000, Escape from Monkey Island, confirmando la decadencia de las aventuras gráficas en general y de la saga en particular.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

Afterlife (1996)

Con el mercado de las aventuras gráficas empezando a flaquear en la segunda mitad de la década de los 90, desde Lucas Arts empezaron a interesarse por otros géneros, lo que les llevó a esta incursión en la estrategia de gestión conocida como Afterlife. El trabajo fue dirigido por Michael Stemmle, que ya había trabajado en Indiana Jones & the Fate of Atlantis y Sam & Max: Hit the Road, siendo Afterlife su debut como director. La publicación del juego sería en 1996, existiendo versiones tanto para PC (igualmente funcional en MS-DOS y en Windows) como para Mac.

El título nos pone en el papel de un demiurgo que tiene la misión de construir un Cielo y un Infierno que funcione correctamente, con el objetivo de premiar y castigar a los distintos habitantes del planeta. Para ello tendremos que tomar buena nota de los pecados y de las buenas acciones que han ido acarreando cada uno de ellos. Como apoyo a nuestro trabajo, contaremos con la colaboración del ángel Aria y del demonio Jasper, que nos aconsejarán cuando no estemos actuando correctamente.

Cuando uno de los habitantes de nuestro planeta muere, éste se convierte en un alma y quedan a la espera de que le demos un destino. El número de almas que nos llegan dependerán del grado de avance tecnológico del planeta. Los pecados que han podido cometer se basan en los Siete Pecados Capitales (envídia, avaricia, gula, pereza, soberbia, ira y lujuria), a los que se les ha hecho corresponder Siete Virtudes (satisfacción, caridad, templanza, diligencia, humildad, pacifismo y castidad). Cada una de las almas también tendrán sus propias creencias, lo que influirá en el camino que seguirán a través de Afterlife (por ejemplo, consiguiendo una reencarnación).

El videojuego tiene un aspecto similar a los juegos de gestión tipo Sim City, donde tendremos que construir los distintos edificios para que nuestro Cielo e Infierno funcionen correctamente. De esta manera, construiremos Edificios de Destino para cada uno de los pecados y virtudes, centros de entrenamiento para preparar a nuestros futuros ángeles y demonios, estaciones de Karma para llevar a cabo las reencarnaciones, puertas para acceder al Cielo y al Infierno, bancos, puertos, etc… Esta similitud con el título de Maxis también es palpable en el aspecto gráfico y en la interfaz.

Como suele ser típico en este tipo de juegos, no existe un objetivo claro para ganar el juego, más allá de conseguir una estructura funcional. Por contra, si podemos encontrar situaciones en las que perderemos, como puede ser el Apocalipsis Nuclear (cuando el planeta supera en exceso la tecnología de nuestra estructura divina) o la llegada de Los Cuatro Surferos del Apocalipsis (cuando nuestras deudas se mantienen durante mucho tiempo. Como podéis ver, el sentido del humor y el sarcasmo está siempre presente en el videojuego, marca de la casa de Lucas Arts (por ejemplo, uno de los desastres es la aparición de un diablo bailarín al más puro estilo John Travolta) y el principal punto que diferencia al título de otros del género.

En este vídeo podéis ver el tutorial del juego:

Outlaws (1997)

En 1997, el declive de las aventuras gráficas empezaba a ser un hecho y su principal exponente, Lucas Arts, aumentaba su interés en otro tipo de géneros que le permitieran mantener su posición de liderazgo. De esta manera, nos encontraríamos con un gran esfuerzo en la explotación de las licencias de Star Wars. Siguiendo esta política de desarrollo, en 1995 se lanzaría Star Wars: Dark Forces, un FPS que presentaba un novedoso motor gráfico conocido como Jedi Game Engine. Aprovechando ese salto tecnológico, se desarrollaría un videojuego cuya ambientación era diametralmente distinta: Outlaws, un FPS que utiliza el mismo motor gráfico pero con estética de western. El título saldría de forma exclusiva para PC y su desarrollo estaría dirigido por Daron Stinnett, Stephen R. Shaw yAdam Schnitzer.

El protagonista de la historia es James Anderson, un miembro retirado del Cuerpo de Alguaciles de Estados Unidos (los conocidos US Marshall) el cual, al volver a su casa de un viaje, se encuentra que su esposa Anna ha sido asesinada y su hija Sarah ha sido secuestrada por dos forajidos (Matt «Dr. Death» Jackson y «Slim» Sam Fulton), los cuales trabajan para Bob Graham, que pretende convencer con violencia a todos los ciudadanos para que les vendan sus tierras a bajo precio. Después del entierro de su mujer, James Anderson se pondrá en camino para encontrar a su hija.

Como hemos comentado, Outlaws es un FPS conteniendo las principales características del género pero ambientado en el Oeste (algo que nada habitual en el género por aquella época, aunque posteriormente aparecerían más títulos similares). Dentro de la campaña, destacaba el modo de mayor dificultad, que limitaba la vida del protagonista a uno o dos impactos de bala, lo que le dotaba de un mayor realismo y modificaba la estrategia de juego que se suele aplicar a los FPS. Aparte de la campaña principal, Outlaws cuenta con «misiones históricas» que relatan como James Anderson llega a convertirse en un US Marshall. Además, en 1998, se lanzaría una expansión con nuevas misiones no conectadas directamente con la trama principal.

A nivel gráfico destaca una mezcla de estilos, extrañas a primera vista, pero que termina con un resultado muy curioso. Los personajes tienen un diseño de estilo cómic bastante desenfadado para lo que se solía ver en videojuegos de la época. Por otro lado, los escenarios están formados por extensos terrenos tridimensionales con una gran ambientación, recordando a las míticas películas del oeste. La banda sonora sería compuesta por Clint Bajakian, con el uso de una orquesta real (algo poco habitual en los videojuegos de la época) y que puede reproducirse introduciendo el CD del juego en un reproductor tradicional de CD.

Outlaws tendría una buena acogida por la crítica y unas ventas discretas pero suficientes para que no entrara en el olvido y terminara convirtiéndose en un título de culto. El sistema multijugador resultó muy interesante, pero no terminaría por triunfar por la falta de participantes y, sobre todo, por las dificultades de compatibilidad con las diferentes versiones de Windows que fueron apareciendo tras el lanzamiento del juego.

En este vídeo podéis ver como es el juego:

Indiana Jones y la Máquina Infernal (1999)

Tras el gran éxito de Indiana Jones and the Fate of Atlantis hubo un gran vacío en lo que se refiere en videojuegos de aventura basados en Indiana Jones (a excepción del juego menor Indiana Jones and his Desktop Adventures). No sería hasta 1999 cuando Lucas Arts volviera a darle una oportunidad al arqueólogo más famoso dentro del género, bajo el desarrollo de Factor 5. En esos siete años el mercado del videojuego había cambiado mucho, por lo que se le daría un giro completo al enfoque del juego, olvidándose del clásico «point & click», para dar paso a una aventura tridimensional al más puro estilo Tomb Raider. Este cambio no gustó a muchos de los fans de la saga clásica y el videojuego fue bastante criticado de una forma algo injusta, aunque otro tipo de jugadores (más enfocados al mundo arcade) si recibieron el juego de buen grado. Por parte de la crítica, el juego no fue destacado especialmente pero tampoco contó con muchas críticas.

El argumento se localiza en 1947 cuando Sophia Hapgood, vieja amiga del Dr. Jones, le informa de que los rusos están realizando excavaciones en Babilonia, lo que le parecía muy sospechoso y le pide que investigue que andan haciendo. Al parecer están buscando una máquina para comunicarse con el dios babilonio Marduk. Encuentra unas tablas que indica donde están las distintas piezas de las máquinas localizadas en Méjico, Filipinas y Kazajstán.

El juego se encuentra dividido en diecisiete niveles aunque se puede guardar la partida en cualquier momento, por lo que esa división obedece a los distintos episodios de la aventura, donde nos encontraremos con un reto en concreto en cada uno. Como hemos comentado antes, el videojuego bebe mucho del estilo de Tomb Raider, contando con la misma perspectiva en tercera persona y unos patrones similares tanto en los movimientos como en el uso de las armas (exceptuando el uso del látigo tanto para el ataque como para sortear ciertos peligros).

De igual manera, el apartado técnico recuerda mucho a las aventuras de la heroína más conocida de los videojuegos. Cabe destacar las representaciones de los escenarios, bastante espectaculares para la época de la que hablamos. Existirían versiones para PC y para Nintendo 64 (exclusiva en Norteamérica) con una apartado técnico mejorado, tanto en la parte gráfica como en lo que se refiere a la precisión del control. THQ lanzaría una versión para Game Boy bastante destacada y que sería uno de los mejores títulos de la máquina en aquel año.

En este vídeo podéis ver como es el juego:

Dave Grossman, manteniendo el espíritu

Tras los reportajes sobre Ron Gilbert y Tim Schafer, llega el turno del desarrollador que completa el trío de la época dorada de Lucas Arts: Dave Grossman. Casualidad o no, lo cierto es que, en su corto periplo, Grossman estuvo ligado a los títulos más carismáticos de la compañía en lo que a aventuras gráficas se refiere. Se uniría al grupo en el desarrollo de The Secret of Monkey Island como programador y guionista, siendo en esta última faceta donde más destacó, participando posteriormente en Monkey Island 2: LeChuck’s Revenge. Su último trabajo en Lucas Arts sería Day of the Tentacle, videojuego que diseñaría junto a Tim Schafer y que lo encumbraría como uno de los gurús de la aventura gráfica.

En 1994 dejaría Lucas Arts junto a Ron Gilbert, para acompañarlo en la aventura de Humongous Entertainment, donde creó la saga Pajama Sam, aclamada por la crítica como una de las mejores series de videojuegos para el público infantil. Su buena mano con los videojuegos infantiles le valdría para trabajar con Hulabee Entertainment (Moop and Dreadly: The Treasure on Bing Bong IslandOllo in The Sunny Valley Fair) y para Disney (Piglet’s Big Game) desarrollando videojuegos para niños.

La vuelta a un público más general llegaría en 2004 cuando se incorpora en Telltale Games, una compañía fundada por diversos ex-trabajadores de Lucas Arts. En dicha compañía se intenta hacer resurgir el género de las aventuras gráficas, por lo que el fichaje de Grossman fue un excelente punto a favor. Iniciaría su andadura con Bone, utilizando la fórmula de aventura por episodios descargables. Este nuevo sistema funcionó bien y la crítica fue bastante positiva. Así, Grossman se dedicaría a volver a rescatar antiguos personajes de Lucas Arts y crearles nuevas aventuras. De esta manera aparecerían las nuevas aventuras de Sam & Max, en una serie de episodios que se recopilarían en Sam & Max salvan al mundo. Actualmente se encuentran en pleno lanzamiento las nuevas aventuras de Guybrush Threepwood y compañía en Tales of Monkey Island

Paralelamente a su trabajo como desarrollador de videojuegos, ha ido manteniendo una carrera como escritor. El género infantil copa la mayoría de su obra con títulos como reddi Fish: The Big Froople Match, Pajama Sam: Mission to the Moon o Freddi Fish: The Missing Letters Mystery. Asimismo, en 2002 publicaría un libro de poemas ilustrados titulado Ode to the Stuff in the Sink: A Book of Guy Poetry. Para Fisher Price, aparte de libros infantiles, también ha llegado a trabajar como diseñador de juguetes con bastante reconocimiento.

En este vídeo podeis ver una entrevista a Grossman:

Monkey Island 2: LeChuck’s Revenge (1991)

He tardado mucho en realizar un análisis de la continuación de The Secret of Monkey Island, videojuego con el que inauguré el blog, pero por fin le ha llegado la hora a Monkey Island 2: LeChuck’s Revenge. Sería el segundo juego de la conocida saga y el último en el que participaría Ron Gilbert, lo cual se notaría en los siguientes títulos, donde la calidad ha ido decreciendo progresivamente. En este proyecto también participarían otros grandes nombres de Lucas Arts como Tim Schafer y Dave Grossman (este último ha participado en las recientes versiones por capítulos de la saga). El videojuego sería publicado en Diciembre de 1991 para aprovechar el tirón navideño y saldría para PC, FM Towns y Mac.

La historia comienza con un Guybrush Threepwood con los bolsillos llenos de riquezas de sus anteriores aventuras pero su encontronazo con Largo LaGrande ,un ex-matón de LeChuck que tiene el control de la Isla Scabb, le quita todas sus riquezas. Esto hace más que necesario que Guybrush encuentre el tesoro de Big Whoop, lo que le llevará de nuevo a una enrevesada aventura done volverá a encontrarse con su archienemigo LeChuck

Nada más empezar el juego, se nos dará a elegir entre dos niveles de dificultad, toda una rareza dentro de este tipo de aventuras gráficas. En el caso de escoger el nivel fácil, nos encontraremos con una versión «reducida» donde algunos puzzles complicados se eliminan y los elementos que se nos proporcionan con los mismos, son más fáciles de alcanzar. Aunque esto se hizo para ayudar a los jugadores no expertos en el género, es poco recomendable, ya que nos quedaremos sin escenas míticas del título, como el campeonato de lanzamiento de escupitajos o el juego de la contraseña. Por lo demás, el juego sigue la línea irreverente iniciada por el primer título, existiendo múltiples referencias al mismo y con cameos de algunos de los personajes originales. Probablemente el guión de esta entrega es más elaborado que el primero y sus puzzles más cuidados, pero perdió el factor sorpresa del título original.

En el aspecto técnico, Monkey Island 2: LeChuck’s Revenge, sería el sexto título en utilizar el motor SCUMM, aunque nos encontramos con una importante mejora respecto a sus versiones anteriores. Se implementan diversos cambios de plano, lo que mejora mucho su aspecto artístico y la interfaz es más intuitiva al hacer uso de iconos para el inventario. Esta misma versión se utilizaría para el relanzamiento en VGA de la primera entrega.

En el aspecto sonoro, sería el primer título en utilizar el sistema iMUSE (Interactive Music Streaming Engine), desarrollado por Michael Land y Peter McConnell. Con este sistema se pretende coordinar la música con la acción del juego, de tal manera que cambié automáticamente según las evoluciones del jugador y no ser un mero fondo. Lucas Arts patentaría dicho sistema y marcaría un estándar de como debería ser la música en una aventura gráfica.

En este vídeo podeis ver como es el juego:

Full Throttle (1995)

Uno de los grandes nombres de Lucas Arts, Tim Schafer (The Secret of Monkey Island, Day of the Tentacle, Grim Fandango), sería la cabeza visible del proyecto de la compañia para 1995: Full Throttle. En este nuevo título, Schafer volvería a dar muestra de su peculiar estilo de contar historias con una aventura gráfica realmente original, que no tuvo el favor del público que quizá se hubiera merecido y que, como otros muchos títulos, su reconocimiento vino con el tiempo. Full Throttle se publicaría tanto para Mac como para PC y contaría con la peculiaridad de contar con una clasificación PEGI +12, lo que seguía la tendencia de Sam & Max Hit the Road de enfocar los videojuegos hacia un público más adulto y que se terminaría confirmando con el lanzamiento de Grim Fandango.

Nuestro protagonista es Ben, el líder de una banda de moteros conocida como «Los Gatos Polares». Estando un día en un bar, a Ben se le acerca Malcolm Corley fundador de la última fábrica de motocicletas del país que le ofrece una oferta de trabajo como escolta a la siguiente junta de accionistas. Ben la rechaza, lo cual viene mal para los planes de Ripburger, que ansía el puesto de Corley. Ben es noqueado y metido en un contenedor por secuaces de Ripburger y éste engaña a los colegas de Ben para que sirvan de escolta. Ben se despertará y tendrá que poner su esfuerzo para detener los planes de Ripburger.

El título usa la séptima versión del motor SCUMM, donde las acciones vendrían representadas por iconos al pulsar el botón derecho. Como novedad, se integró la temática del juego en dichas acciones, pudiendo encontrar algunas poco habituales como «amenazar» o «patear». Por lo demás, Full Throttle sigue con el buen hacer de Lucas Arts, si bien es más que notable la mano de Schafer en la historia.

A nivel gráfico nos encontramos con un nivel muy alto, sobre todo en las escenas animadas introductorias, donde se empezaba a experimentar con las imágenes 3D. Pero no solo ahí, en todo el videojuego en general nos encontramos un nivel gráfico realmente alto y unos escenarios con un nivel de detalle no visto en ningún título anterior de la compañía. En lo que se refiere al sonido, destaca la banda sonora creada por el grupo motero The Gone Jackals, que ayudan a una perfecta ambientación del título.

En este vídeo podeis ver como es el juego:

Indiana Jones and the Fate of Atlantis (1992)

Quince años antes del estreno de Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal, los chicos de Lucas Arts ya habían ideado una cuarta aventura del arqueólogo más famoso del mundo (y para muchos, mucho mejor que el reciente film). Se trata de Indiana Jones & the Fate of Atlantis, que vendría propiciado por el gran éxito que tuvo en su día Indiana Jones and the Last Crusade y de la buena salud de la que gozaba el género de las aventuras gráficas por aquella época. Para esta entrega se contó con el diseño de Hal Barwood (amigo personal de George Lucas) y Noah Falstein (que ya había colaborado en el primer proyecto). El resultado fue una de las mejores aventuras gráficas de la historia, que superaba con creces a su predecesor y aumentaría el prestigio de Lucas Arts dentro del género.

Indiana Jones and the Fate of Atlantis nos cuenta como Indiana Jones acude a la llamada de un hombre llamado Smith que solicita sus servicios para que lleven un ídolo para la Universidad de Barnett. Una vez que Indy se hace con el ídolo, Mr. Smith (cuyo nombre real es Klaus Kerner), a punta de pistola, se hace con el ídolo y escapa. Indy descubre más adelante que la trama viene dada por el interés del Tercer Reich por unas excavaciones en Islandia donde Indy trabajaría años antes junto a Sophia Hapgood. Indy va a preguntar a Sophia y esta le cuenta que los nazis van tras el descubrimiento de Atlantis, en busca del Orichalcum, un elemento más poderoso que el uranio, lo que llevará a Indy a ponerse en camino para detenerlos.

El videojuego plantea su desarrollo de una forma muy original, ya que hay tres caminos para plantearse la aventura, que tendrá tres desarrollos completamente distintos: The Wits Path, donde nos encontraremos los puzzles más complicados y todo dependerá de nuestro ingenio; the Fists Path, con puzzles más sencillos y donde nuestro avance dependerá en muchas ocasiones de elementos de acción como las peleas; y el Team Path, donde pasaremos la aventura junto a Sophia, siendo parte esencial de la resolución de los puzzles. Esto alarga mucho la vida del videojuego, ya que incita mucho a la rejugabilidad del titulo.

De esta manera, nos encontramos con el típico juego «point & click», con el menú de acciones y el inventario siempre presente. A las escenas de acción de lucha, que ya se podían ver en la primera entrega, se añadirían algunas más, así como volver a repetir la fórmula de los dos personajes. Esto convierte a Indiana Jones and the Fate of Atlantis en una de las aventuras más completas de la historias (algunos incluso afirman que por encima de The Secret of Monkey Island), apoyado por un excelente guión.

En el apartado técnico, cabe destacar un trabajo gráfico muy mejorado respecto a la primera entrega, haciendo juegos con la profundidad bastante logrados. Es especialmente destacable el diseño de los escenarios, perfectamente localizados, sobre todo teniendo en cuenta que, en esta ocasión, no se basa en ninguna película. En el apartado sonoro, destaca la versión en CD-Rom, que incluía el doblaje completo del videojuego, destacando Douglas Lee en el papel de Indy, repitiendo en posteriores títulos. Precisamente, éste sería el último juego basado en Indiana Jones con el formato de aventura gráfica, a pesar de que llegó a proyectarse Indiana Jones and the Iron Phoenix pero que sería cancelado en 1995.

En este vídeo podeis ver como es el juego: