Castlevania: Symphony of the Night (1997)

Con Castlevania nos encontramos con una de las sagas más importantes de la historia de los videojuego y en el artículo de hoy vamos a analizar el que, para muchos, es el mejor título de la serie. Nos encontramos en 1997 y Castlevania ya contaba con doce entregas, pero llegaba un momento especial dentro de la saga, ya que la serie iba a debutar en la flamante Sony PlayStation (también saldría para SEGA Saturn, pero tan solo en Japón). Para tan especial ocasión Konami puso toda la carne en el asador, arriesgándose y pondría un equipo totalmente renovado para el desarrollo de Castlevania: Symphony of the Night. Bajo la producción de Toru Hagihara, debutarían Ayami Kojima en la parte artística y Koji Igarashi en el guión y concepto del juego, siendo habituales en los siguientes títulos de Castlevania.

La historia se emplaza en 1796, cuatro años después de la victoria de Richter Belmont sobre el Conde Drácula, cuando el propio Ritcher desaparece de forma misteriosa y su cuñada María se pone a investigar sobre dicha desaparición. Durante la búsqueda, Castlevania (el castillo de Drácula que aparece una vez cada cien años) aparece de la nada ante los ojos de María, por lo que ésta decide entrar en busca de nuevas pistas. Estos acontecimientos han sido provocados por Shaft, un sacerdote seguidor de Drácula que ha manipulado a Ritcher para que se crea dueño del castillo. Este desequilibrio entre el bien y el mal provocan que espíritus malignos se peleen por el alma de un personaje conocido como Alucard, el cual también penetra en el castillo.

Castlevania: Symphony of the Night también supone un punto de inflexión en la saga en lo que a sistema de juego se refiere, haciendo más complejo el típico sistema de plataformas de acción. Rescatando algunas ideas de Castlevania II: Simon’s Quest, se incluyeron elementos de RPG al juego, de tal manera que se estandarizarían para títulos posteriores de la serie.

Aunque comenzaremos recreando la batalla entre Ritcher y Drácula, el personaje principal que manejaremos será Alucard. En Castlevania: Symphony of the Night eliminaría la linealidad de anteriores entregas, siendo uno de los puntos más destacados por la crítica. Aparte de sus habilidades básicas, Alucard puede conseguir nuevas mejoras explorando diferentes zonas del castillo, siendo una operación esencial para mejorar los niveles del personaje, para encontrar nuevas armas e invocaciones mágicas.

El salto de calidad técnico fue digno del cambio de generación de consolas, lo cual tuvo un gran mérito, ya que no fue haciéndose uso del 3D, tan de moda en aquella época. El diseño de personajes y escenarios del juego están hechos con gran cuidado y gusto, con una cantidad de detalles que ayudaban a la ambientación del título. Además, se consiguió una suavidad de movimientos y animaciones como pocas se habían visto en el mundo de los videojuegos bidimensionales. Todo esto se completaba con una excelente banda sonora compuesta por Michiru Yamane, que ya había participado en Castlevania: Bloodlines.

En este vídeo podéis ver cómo es el juego:

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